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((**Es16.474**) pasar sobre estas páginas, ruego a V. E. no quiera buscar en ellas la erudición ni el estilo, que enriquecen vuestros importantes escritos, sino sólo el deseo de hacer el bien a alguna alma piadosa y merecer la protección de los santos y sobre todo, la admirable misericordia del Sagrado Corazón de Jesús. Para no cansar demasiado a V. E. termino, mas no sin desearos del cielo toda felicidad; y hago ardientes votos para postrarme a vuestros pies, recibir la bendición pastoral, y oír de vuestros labios una de aquellas palabras que, como las del divino Salvador, aportan a las almas luz y consuelo. Inclinándome para besar la Sagrada Púrpura, gozo por el alto honor de profesarme con profundo respeto y plena estimación. Turín, 5 de agosto de 1883 Muy atento y seguro servidor e hijo, JUAN BONETTI, Pbro. de los Salesianos ((**It16.577**)) 82 Súplica de don Juan Bonetti al Cardenal Nina Eminencia Reverendísima: Hoy se cumple un año desde que se firmó la Concordia entre el llorado ñor Lorenzo Gastaldi, Arzobispo que fue de Turín, y la Congregación de los Salesianos; y, por consiguiente, según el artículo III de la misma, caduca también el plazo de mi absoluto alejamiento de la ciudad de Chieri, al que estaba comprometido mi venerado Superior don Juan Bosco. Al comunicarme V. E. Rvma. el año pasado, por estos mismos días, la mencionada Concordia, firmada, según voluntad de Su Santidad, por los delegados de ambas partes, tenía la bondad de expresarse muy benévolamente con respecto a mí y escribía: -La virtud de don Bonetti no desfallecerá, aun cuando tenga que resignarse a esperar un año para acercarse a Chieri. -Sí, Eminencia, aunque mi virtud es muy poca, no desfalleció, porque estuvo sostenida por la gracia de Dios y por el más vivo deseo de complacer al Padre Santo, que confiaba, con tal medio, poner término a las disensiones y restablecer una paz verdadera y duradera entre el señor Arzobispo y nosotros. También me ha alentado a la paciencia el ejemplo de don Bosco y la esperanza de que con mi sacrificio se amansaría el ánimo del difunto Prelado y, de este modo, resultaría, por las promesas que hacía el Arzobispo, mayor bien para la Iglesia y mayor provecho para las almas. Las sabias disposiciones de Su Santidad, cuyo alto pensamiento es la unión y la concordia de ánimos entre los suyos, para resistir y combatir con éxito a los enemigos de Dios y de la Iglesia, no fueron cumplidas, como lo merecían, por todos los frutos que se esperaban. Recordará V. E. las publicaciones hechas por la parte contraria con el fin de hacer creer una formal condena pronunciada por el Padre Santo contra don Bosco y don Juan Bonetti, como culpables de faltas, y de este modo desacreditarlos ante el pueblo; recordará la negativa de la Revisión eclesiástica a un fascículo de la publicación mensual: La Biblioteca de la Juventud Italiana, con peligro de que fuese (**Es16.474**))
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