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((**Es16.470**) Esperando su afable respuesta, ruégole muy reverendo señor Abate, acepte la seguridad de profundo respeto y veneración. De su muy humilde servidor. A. HUET DU PAVILLON Secretario de Mons. el conde de Chambord Mi dirección es: Palais Lanthieri Goritz (Yllyrie). 80 (El original en francés) Relación del abate Curé al nuncio de Viena Frohsdorf, martes tarde, 17 de julio 1883 Monseñor: Acabamos de tener varios días de emociones y preocupaciones, que no me han Permitido dar noticias a Su Excelencia. El sábado fue el aniversario del nacimiento de la Señora (14 de julio de 1817). Monseñor quiso recibir la santa comunión junto con Ella, que constituye una ayuda y un consuelo indecible para él. Está casi constantemente a su lado: le recita oraciones en un italiano conmovedor, que Monseñor escucha con mucho gusto; le prodiga las muestras de su ternura, y Monseñor no se cansa nunca de ello. Cuando él estaba tan mal le decía que sólo lamentaba una cosa: si moría, dejarla sola. Y ella respondía que, en tal caso, esperaba firmemente no vivir mucho ((**It16.572**)) tiempo sola, porque iría pronto a juntarse con él. Actualmente espera verle curar y toma las precauciones para no caer enferma también ella. Por lo demás, Dios la asiste visiblemente, tanto que observaba Ella misma, hace unos días: -Me sorprende verdaderamente estar tan fuerte al presente; antes casi no podía moverme y, desde que mi marido está tan mal, voy, vengo, le hago lectura, le recito oraciones, recibo y envío una enorme cantidad de despachos y, sin embargo, no me siento cansada. La unión existente entre los dos augustos esposos y la necesidad que tienen el uno del otro es verdaderamente admirable. Esto recuerda a San Luis con su dulce esposa y su anillo en el que había escrito: <>. El sábado por la tarde, recibimos un telegrama anunciándonos la llegada de don Bosco para aquella misma tarde. A la primera petición que se le había hecho, había contestado que estaba muy cansado de su viaje a Francia, que se encontraba también enfermo y que no podía emprender un viaje por el momento. Sin embargo, diez días más tarde, como expresara Monseñor el sentimiento de no haberle visto, se pensó en enviar en su busca a Turín, a uno de los secretarios de Monseñor, al señor José du Bourg, que le había conocido y acompañado el año pasado por el sur de Francia. Apenas recibió el encargo, el señor du Bourg, que acababa de llegar de Frohsdorf a París, partió para Turín y, con su elocuencia tolosana, convenció al Padre que no supo resistírsele. Aquella misma tarde, se ponían en camino don Bosco, don Miguel Rúa y él. Se los esperaba el sábado por la tarde; pero, habiendo fallado la combinación del tren expreso en Metz 1, no llegaron hasta el domingo por la mañana. Tan pronto como se supo su llegada, Monseñor, que había comulgado y oído la misa a las 1 Quiere decir Mestre. Así, en lugar de Bourg, escribe repetidas veces Bang. (**Es16.470**))
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