((**Es16.467**)viejo,
podría todavía hacer algún bien a sus queridos
jóvenes con la ayuda de Dios. Esta idea fija, fría
actualmente por la seria reflexión, me parece que
es una inspiración del cielo.
Dado este apoyo, no conviene tardar porque
avanzan los años a pasos de gigante y porque la
carga episcopal me resulta cada vez más
insoportable. Por eso, he preparado una súplica al
Vicario de Cristo ((**It16.568**)) para
obtener de la soberana benignidad de tan gran
Padre la suspirada liberación.
Va acompañada por un certificado médico, una
carta de recomendación del eminentísimo Cardenal
Canossa, y espero, además, otra del eminentísimo
Patriarca de Venecia. Y, si obtuviese de usted,
querido Padre, la tercera, señalando mi deseo de
ingresar hasta la muerte en su Instituto, me
parecería tener en mis manos la gracia soberana.
Ruégole, pues, me la envíe, pues sé lo mucho
que el Papa aprecia una recomendación de su
paternidad.
Todavía más; en cuanto haya enviado mi súplica
al Vaticano, rogaría a usted y también al teólogo
Margotti, que escribieran en mi favor a los
Prelados influyentes de Roma para que,
multiplicatis intercessoribus, sea más pronto
escuchado. Diga a dicho teólogo que me haga este
favor y salúdelo de mi parte. Pero recomiendo a
los dos que guarden silencio hasta que esté
concluido el asunto.
Si este mi sueño dorado llega a realizarse, le
ruego me acepte entre sus socios como uno más.
Dejaré toda insignia episcopal, por mi parte no se
apreciaría nada irregular en la Comunidad. Iría
con un familiar, que es casi salesiano, porque, si
surgiesen achaques propios de la edad, no
convendría causar molestias a la Casa; además, con
un joven excelente, que fue militar, y convive
conmigo; estudia para sacerdote y veo en él un
futuro celoso misionero. Iría, tal vez, también
con mi secretario, si se cumpliese la Profecía que
usted le hizo 1. Es hábil y buen sacerdote,
escritor y óptimo orador, experto en italiano y
latín, bastante en francés, estudia alemán, tiene
muchas habilidades y es fogoso apóstol por la
causa de Dios.
De mí, no espere mucho; soy muy limitado, podré
confesar en ese santuario, hacer alguna parénesis
2 a sus muchachos y basta.
Espero haber sido comprendido y, mientras
tanto, pidamos al Señor y a la Santísima Virgen,
bajo el título de Auxilium Christianorum, para que
se cumpla en nosotros la voluntad de Dios. Ruégole
unas letras de respuesta para mi tranquilidad.
Salúdeme a los Profesores, a los Padres y a los
alumnos internos y suplíqueles que pidan por este
pobrecito. Memento mei en la santa misa y, con
todo mi afecto y pleno aprecio, me repito.
Ceneda, Castillo Episcopal, 9 de agosto de 1883
Suyo afmo. en Xto.,
SEGISMUNDO, Obispo
1 El secretario había pedido a don Bosco unos
minutos para hablarle, y don Bosco le había
contestado: -Pero usted tiene todo el tiempo que
quiera. A lo que, replicando aquél que don Bosco
estaba muy ocupado, el Santo contestó: -Pero usted
tiene tiempo porque... Monseñor volverá y usted se
quedará.
2 Exhortación, en el sentido de instrucción
religiosa.
(**Es16.467**))
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