((**Es16.463**)
Yo no estoy curada todavía: esperamos con
confianza la hora del Señor.
Nunca me hubiera atrevido a pedir mi curación,
pero desde que vi, reverendo Padre, que usted la
pedía, quedé convencida de que ésa era la voluntad
de Dios.
Quisiéramos poseer tesoros para darlos a su
gran obra, pero somos las pobres de Jesucristo.
Reciba, pues, los setecientos francos, que con
satisfacción incluimos en este sobre. Es la
primera ofrenda que ponemos en sus manos, pero no
será la última.
El señor Capellán le remitirá, reverendo Padre,
los quinientos nueve francos de la cuestación que
se hizo ayer en nuestra Capilla.
Tengo una gracia más que pedirle. Y es que me
recuerde todos los días ante el Señor para
alcanzarme el cumplimiento de todos los designios
de misericordia, de los que me alejé con mis
pecados. A cambio de esto, pese a mi indignidad,
pediré todos los días a Dios toda la gloria que
espera de su devoto servidor.
Dígnese bendecirme, venerado Padre, y créame
con todo mi profundo respeto en Jesús y María.
Su humildísima servidora,
Sor
MARIA DE LA TRINIDAD
R. C. Priora
E
Dijon,
lunes 28 de mayo de 1883
El padre Predicador del mes de María de N. S.
de Dijon envía humilde óbolo al venerado don Bosco
para sus obras, y encomienda a sus oraciones y a
las de su querida y gran familia:
((**It16.564**)) La
importante intención de la que le ha hablado ayer
(obras sacerdotales reparadoras, Consagración
Episcopal).
Las obras del Oratorio de San Felipe Neri, de
las que está encargado.
A su madre y a su hermana, esta última siempre
enferma y verdadera sierva del buen Dios.
A su hermano, oficial de marina y toda su
familia. A las almas que él dirige. A la Superiora
de las Benedictinas de la Santa Cruz de Poitiers,
siempre enferma y muy útil para su comunidad y
para grandes Obras.
A la princesa Czartoryski de Cracovia, muy
probada y la primera comunión de su nieta.
A varios enfermos, pecadores y pecadoras, cuyos
nombres Dios conoce.
A S. E. el señor Cardenal-Arzobispo de Rouen y
al señor Obispo de Grenoble para una intención
especial.
En fin, a usted mismo con su ministerio, sus
obras, su salud, sus deseos espirituales para
gloria de Nuestro Señor y de su Iglesia, tal como
el buen Dios la conoce.
(**Es16.463**))
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