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70 (El original en francés)
Cartas a don Bosco antes de su llegada
a Dijon
A
Dijon, 10 de abril
Reverendo Padre:
No puedo resistirme a interpretar los
sentimientos de un grupo de personas de la ciudad
y de los alrededores, que insisten en querer verle
y que piensan con verdadera tristeza que pase
usted por Dijon sin detenerse en esta ciudad.
Todos tienen algo que pedirle o que recomendarle.
Muchos sacerdotes de la ciudad desean con ardor
verle, pero, sobre todo, uno, que también recoge a
los muchachos en un orfanato, desea más que nadie,
si es posible, recibir consejos y pedirle una
protección especial para esta obra que encuentra
en usted tanta dedicación y simpatía.
Ya sé, muy reverendo Padre, que tiene las horas
contadas, que no puede satisfacer a todos los
ruegos que ((**It16.559**)) le
hacen de todas partes, pero nosotros tenemos
dentro de nuestras murallas a nuestra Señora de la
buena Esperanza y pongo en sus manos nuestra causa
para que Ella la recomiende y nos obtenga el favor
que solicitamos. Vivimos al lado mismo de su
iglesia; nuestro excelente cura párroco desea muy
de veras verle; >>podría rogarle que acepte
hospedarse en nuestra casa, reverendo Padre?
Seríamos muy felices si pudiéramos tenerle entre
nosotros y pedir su bendición para nuestros seis
hijos. Uno de mis cuñados, que vive aquí, y por
una de cuyas nietas se ha dignado usted rezar,
también le presentaría sus ocho hijos.
Implorando el socorro de la Santísima Virgen y
de San José, me atrevo a dirigirle esta súplica,
reverendo Padre, en nombre de numerosas personas,
que se interesan mucho por sus obras. íOjalá nos
conteste que accede a nuestro vivísimo deseo!
Dígnese bendecir desde lejos, reverendo Padre,
a todos mis hijos, impacientes por verle y a la
más humilde de sus servidoras.
S.t GRAY,
marquesa de Saint-Seine
H“tel Saint-Seine, Dijon
B
Dijon, 13 de abril de 1883
Reverendo Padre:
En nombre de la Rvda. Madre Priora y de toda su
comunidad, ruégole, como Capellán del Carmelo de
Dijon, tenga la bondad de detenerse al menos el
tiempo necesario para darles su bendición, a su
paso por nuestra ciudad. Les proporcionará una
gran satisfacción y guardarán como oro en paño el
recuerdo del favor que usted tendrá a bien
concederles.
Con profundísimo respeto, su muy humilde y
obedientísimo servidor.
LESOURD
Can. hon., capellán de las
Carmelitas
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