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florecimiento, porque nuestra patria no quiere
dejar de llamarse el reino de María; regnum
Mariae.
((**It16.555**)) Como
emblema de nuestras esperanzas, permita, muy
reverendo Padre, que le ofrezcamos la medalla de
nuestra asociación; verá en ella la cruz, signo
vencedor adoptado por nuestra obra; verá también
el lirio del escudo de Lille, que se honra con ser
la ciudad de la Virgen Auxiliadora.
Dígnese aceptar este homenaje de nuestra
gratitud. Que él le recuerde ante Dios, que nada
le niega, a nuestra asociación de las Escuelas
Católicas, a nuestra buena ciudad de Lille y a
nuestra querida Francia.
66 (El original en francés)
Carta del arzobispo de Cambrai a don
Bosco
Querido y venerado don Bosco:
Me interesa darle las gracias por la visita que
ha hecho a Lille y por el servicio que nos presta
al tomar la dirección de nuestro Orfanato de San
Gabriel. Cuente con mi más sincero apoyo.
Tengo que pedirle un servicio más: es el de ir
lo antes posible a casa de una señora, a la que
respeto y aprecio, y que está muy enferma. Vaya,
querido Padre, a bendecirla, como el Señor bendijo
a la suegra de San Pedro, y que su bendición
obtenga el mismo efecto.
Se lo agradezco, Padre, y le pido que crea en
mi veneración y afecto.
>> ALFREDO, Arzobispo de
Cambrai
En visita pastoral, 18 de mayo de 1883
67 (El original en francés)
Carta a don M. Rúa, sobre la estancia
de don Bosco
en Lille
Muy reverendo Padre:
Con vivo dolor he tenido noticia de la muerte
del venerado don Bosco; lo he sentido mucho, por
lo muy amable que había sido conmigo en el estado
en que me encuentro; pues hace trece años que
estoy privada del uso de mis piernas.
Cuando pasó por Lille el muy venerado Padre, me
colmó de buenos consejos y palabras de aliento y
me aseguró que nunca dejaría de rezar por mí,
hasta el día que tuviese noticia de mi curación;
así que, le confieso, reverendo Padre, que,
después de su muerte, me he apresurado a invocarle
sin dejar de rezar por él, pues, si sus oraciones
eran poderosas en la tierra, con mucha mayor razón
lo serán allá arriba, donde ciertamente ha tenido
que darle el Señor ((**It16.556**)) el
puesto, que merecían sus obras admirables. Y,
aunque el fundador de nuestro Orfanato de San
Gabriel ya no exista, no dejaré de hacer lo que he
comenzado, es decir, hasta donde lo permitan mis
medios, ayudar al reverendo padre Bologna en su
obra tan digna de elogio.
(**Es16.456**))
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