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((**Es16.455**) y que francamente dura demasiado, >>no es indispensable que todas nuestras actividades se unan en un sólido haz, dispuesto a oponer a la tiranía toda la resistencia legítima y todas las luchas necesarias? No nos dejemos, pues, acobardar por las dificultades de la empresa. Si nos mostramos valientes y perseverantes en esta santa obra, daremos el más hermoso testimonio de los sentimientos de admiración, de simpática gratitud y de fidelidad, que nos animan hacia nuestro querido y digno Presidente. íSeñores, a la salud del R. P don Bosco! íSeñores, a la salud del señor Jonglez de Ligne! ((**It16.554**)) C Brindis de la asociación de las Escuelas Católicas en Lille Muy reverendo Padre: Cuando, hace cuatro años, tuvo usted la bondad de hacerme visitar en Turín su caritativo centro, no me habría atrevido a imaginar que la divina Providencia me reservaba el honor de recibirle en medio de los miembros de la asociación de las Escuelas Católicas de Lille. Este honor no quedará sin fruto. Vuestras palabras, reverendo Padre, caerán en nuestros corazones como semilla fecunda. Muchos de nosotros se inquietan al ver que aumentan los gastos de nuestras escuelas libres, con más de doce mil niños. Usted nos descubrirá, así lo esperamos, el maravilloso secreto, con el que puede educar a ciento cincuenta mil niños, y mantener ciento setenta casas. Tal vez parezca presunción por nuestra parte; pero creemos estar en el camino del secreto que conduce a usted hasta el Corazón de Dios y le da la llave de sus inagotables tesoros. La obra salesiana va dirigida a los pobres, a los más desamparados. También nuestra asociación pide y mendiga por doquier en favor de las escuelas más abandonadas. >>No hemos encontrado también nosotros el camino del Corazón de Dios, puesto que se digna enviarnos esta tarde al San Vicente de Paúl de Italia? El gozo ensancha nuestros corazones y nuestras esperanzas más allá del ámbito de nuestras obras, más allá del recinto de la ciudad de Lille. Llegamos a pensar que Dios ha querido indicar a Francia entera, con sus palabras y sus obras, la verdadera solución social; la que, con ayuda de la enseñanza religiosa y la dulzura de San Francisco de Sales, salva a la juventud en peligro, la saca, como usted ha dicho en San Mauricio, de la antesala de las cárceles y suprime la raza de los ladrones y de los partidarios de la <>. Nuestros amigos de París nos escriben que usted viene a nosotros como la Paloma del Arca para anunciar a nuestro pobre país el fin del diluvio revolucionario; y, en efecto, hemos notado que su llegada a Lille coincidía con la fiesta de San Pío V, el Papa de la victoria de Lepanto, el glorioso siervo de Aquélla, que usted honra con un culto especial bajo el título de Auxilio de los Cristianos, Auxilium Christianorum. Al ramito de olivo, une usted la azucena de la Virgen Inmaculada. Le aplaudimos, reverendísimo Padre, en esta tierra de Francia, donde hace ocho siglos que florecen gloriosamente los lirios. Déjenos esperar que su visita sea presagio de su (**Es16.455**))
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