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Por lo demás, cuando se conoce el centro
educativo de Auteuil, el oratorio de Valdocco no
tiene nada de sorprendente; es mucho mayor, pero
mucho menos poético. Lo que hay allí de
sorprendente no es precisamente lo que allí véis,
es lo que oís en la ciudad, a la gente del pueblo,
es la leyenda de don Bosco.
Cada barrio tiene su historia, que muestra
claramente el carácter del hombre. Por ejemplo,
hay que oír contar en los suburbios cómo el pobre
Bartolomé Garelli dio origen a esta gran obra.
Era un muchacho vagabundo por las calles de
Turín... Por casualidad, entró en la sacristía, en
el momento en que don Bosco se revestía con los
sagrados ornamentos.
Precisamente el viejo sacristán buscaba un
monaguillo para ayudar a misa. Vio de pronto a
aquel muchacho, que atravesaba la puerta, y le
pareció que era la presa oportuna, lo agarró y,
como el muchacho se resistía, le dio unos
pescozones.
Gritó al muchacho: intervino don Bosco, le
tranquilizó y advirtió que, si se negaba a ayudar
a misa, era porque no sabía nada de religión.
Aquella misma tarde, don Bosco le enseña a hacer
la señal de la cruz; al día siguiente, recibe a
uno de sus compañeros... Y está creada la obra.
Comienza entonces esa lucha heroica entre don
Bosco y todas las fuerzas de la sociedad y de la
naturaleza, coaligadas contra él, lucha que el
señor D'Espiney ha compendiado tan admirablemente
en su interesante libro 1. Diríase que se asiste a
un espectáculo fantástico. Parece que el espíritu
del mal quiere acobardar a este hombre, porque
tiene todo en su contra.
Primero instala su refugio en su propia
habitación, una pobre celdita, donde apenas caben
cinco personas, una parte de los muchachos está
por la escalera y el resto en los pasillos. Ello
produce un terrible trastorno en la casa. Todo el
mundo se queja; hay que largarse y don Bosco alza
el vuelo con su nidada.
Una gran dama lo recoge en una especie de
palomar, en el hospicio de Santa Filomena. Don
Bosco pone allí su nido, van otros muchachos y
comienza sus famosas escuelas nocturnas. Aparece
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aquella magia de la palabra, aquella dulzura,
aquella caridad, que hacen que el pueblo lo adore.
Pero, apenas están organizadas aquellas escuelas,
cuando los enemigos de don Bosco le obligan a
trasladar su palomar.
Una mañana ve la gente del barrio que don Bosco
se ha marchado con su bandada de gorriones. >>Qué
ha pasado? Se le encuentra en la plaza ante la
capilla de San Martín, con más vida y confianza
que nunca. <>.
Y, en efecto, todo lo encuentra a su favor;
lleva cada día sus muchachos al catecismo y, como
ha preparado un grupo de cantores, se anuncia su
paso con canciones y cánticos religiosos. Acude la
gente desde los más lejanos rincones: <<íAhí va
don Bosco! íAhí va don Bosco!>>.
Pero con el éxito aumentan las dificultades.
Como trescientos muchachos no pueden divertirse
sin alterar la paz del barrio, muy pronto se
quejan los vecinos, el alcalde pedáneo se enfada;
y es preciso volver a largarse.
Alza el vuelo don Bosco y va a posarse junto a
la iglesia de San Pedro ad Víncula;
1 La obra del doctor Carlos d'Espiney es la más
notable y la más completa que se ha escrito sobre
don Bosco.
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