((**Es16.407**) -Mire
usted, hay que rezar, hay que rezar al buen Dios.
Me quedé callado un momento y él prosiguió:
-Diga a...: dad y se os dará. Es preciso que
antes de... haga ella muchas obras de caridad. Y,
tras un momento de silencio:
-No es necesario que dé para las obras de don
Bosco; hay muchas otras, un mare magnum,
huérfanos, misiones, etc. Que dé y se le dará. Que
rece las mismas plegarias que usted. Le daré una
medalla para ella.
El tiempo me urge, tengo que terminar. Tardamos
de veinticinco a treinta minutos para hacer un
recorrido de diez a quince.
La calle La Chaise estaba repleta de coches
privados y públicos. La gente llenaba el patio.
Apenas se apeó don Bosco del coche, se
precipitaron hacia él, para hacerle tocar medallas
y rosarios; gritaban por todas partes, pidiéndole
oraciones en favor de los enfermos. El pobre don
Bosco pasó con calma por entre aquella
muchedumbre; daba bendiciones a derecha e
izquierda, tocaba a los enfermos que encontraba al
paso. El secretario y yo, que íbamos a ambos
lados, lo defendíamos de la muchedumbre apiñada.
Avanzábamos con dificultad y paso a paso. ((**It16.490**)) Le
presentaron una chiquilla muda, él la tocó y
siguió adelante. Otros se quejaban porque no
alcanzaban a tocarlo. En conclusión, yo nunca he
visto fe tan extraordinaria en una masa de pueblo,
ni calma más completa en un hombre de Dios. El
Señor me ha concedido también la gracia de asistir
a un o de esta clase.
Entramos, por fin, en la sacristía. Don Bosco
me hizo arrodillar ante la Virgen. De pie a mi
lado, recitó el padrenuestro, el avemaría y otras
preces, me dio una prolongada bendición <>, me puso
su mano en la garganta unos instantes y concluyó
revistiéndose para su misa. Yo asistí a ella.
Pero no tengo tiempo para contarte nada más.
Acaso mañana, si tengo tiempo de escribirte.
>>Estoy curado? Por el momento no. Mañana, como
él me ha dicho, trataré de cantar la misa en
St-Michel. Tengo gran confianza...
F. ANDRES MOCQUEREAU
26 (El original en francés)
El abate Moigno a don Bosco
Reverendo Padre:
Permita que uno de sus hijos, de sus
colaboradores, le dé la bienvenida a París.
Sería muy feliz si pudiera verle; >>no podría
usted proporcionarme la ocasión, citándome en
alguna parte? Sólo le pido unos minutos de
audiencia, para poder recibir su bendición. íQuién
sabe si su corazón no le inspirará venir a San
Dionisio 1, para visitar la tumba de este gran
apóstol de París, venerar sus santas e insignes
reliquias y saludar este rincón de paz!
Tras celebrar la misa en el altar de la
Confesión, podría servirle el desayuno este su
humilde discípulo.
Me uno a sus santos sacrificios, con los
sentimientos del más profundo respeto.
26 de abril de 1883.
Su humilde hermano,
F. MOIGNO
1 El abate Moigno era Canónigo de san Dionisio.
(**Es16.407**))
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