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la cárcel! Vosotros, pues, los que amáis a los
niños y os interesáis con razón por los tremendos
problemas de la cuestión social, reflexionad en el
gran riesgo social que os amenaza y venid en ayuda
de los que combaten y trabajan por vosotros. Y
vosotros, lectores, los que vais en el invierno a
reconfortaros con el sol de las playas
mediterráneas, no dejéis de hacer una visita al
Patronato de Niza y enfervorizar vuestro corazón
al lado de los muchachos de don Bosco; tienen un
gran corazón estas pequeñas y encantadoras
criaturas de Dios, son muy sensibles a la dicha
que les podéis proporcionar y no os quepa la menor
duda de que se mostrarán con vosotros enormemente
agradecidos, levantando cada día sus manos
inocentes hacia su Padre celestial, que es también
vuestro Padre, rogándole recompense
espléndidamente vuestra caridad, según la frase de
Cristo: Lo que hiciereis por el más pequeño de
ellos, es como si lo hicieseis a mí mismo.
Tal es la gran obra de don Bosco.
Dentro de poco, la población lionesa oirá la
voz del santo sacerdote, una voz que no se puede
oír sin experimentar, aun sin quererlo, una fuerte
emoción; don Bosco hablará de sus obras con
aquella sublime sencillez que presta encanto a su
palabra, hará vibrar las más íntimas fibras de los
corazones y producirá un caluroso llamamiento a la
inmensa y conocida generosidad de los fieles
lioneses.
Almas caritativas, vosotras oiréis con gozo su
llamamiento y estamos seguros de que os sentiréis
felices por contribuir con vuestras limosnas al
sostenimiento y difusión de las obras salesianas,
obras de sacrificio y de amor, cristianas y
patrióticas por excelencia. Así demostraréis al
buen sacerdote don Bosco que siempre encontrará,
en esta hermosa tierra de Francia, amigos sinceros
y verdaderos, y os habréis granjeado la gratitud
de Dios y de la Patria.
(Eclair, 31 de marzo de 1883).
ABEL REYNAUD
21 (El original en francés)
Carta de don Bosco a la señora
Juffrey de Lyon
Señora:
El señor Gustavo me hace de ayuda de cámara y,
en un breve intervalo de su servicio, tengo la
enorme satisfacción de escribirle a usted estas
pocas líneas.
((**It16.471**)) En
nuestra casa, se ha rezado por usted, Señora, y la
Santísima Virgen parece querer escucharla: sufrir
para ganar almas a Dios. En todo momento, nuestras
oraciones se dirigen a Dios para obtener una
mejoría.
Que Dios la bendiga, caritativa Señora; Dios le
dé paciencia y perseverancia en el camino del
Paraíso.
Dígnese también rezar por mí, que, con la mayor
gratitud, seré siempre en J. C.,
Turín, 13 junio 1883.
Seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es16.391**))
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