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((**Es16.389**) ORDEN DE LOS ACTOS Mañana, 29 marzo. A las 7 1/2. Misa celebrada por don Bosco, Comunión general. Bendición solemne de la imagen de Nuestra Señora Auxiliadora. Discursito de ocasión. Tarde. A las 3. Cántico. Informe de don Bosco. El señor Obispo se dignará dirigir unas palabras. Saludo solemne. Preces por los Cooperadores difuntos. Avisos: 1.° Los Cooperadores pueden traer consigo a nuestras reuniones aquellos parientes y amigos que, no siendo aún Cooperadores, tienen intención de inscribirse. 2.° Se ruega a los que no puedan acudir hagan llegar su donativo. Las circunstancias económicas tan excepcionales en que se encuentra nuestro Orfanato, nos obligan a rogar insistentemente a nuestros Cooperadores que tengan a bien recoger, en nuestro nombre, los donativos de sus parientes y amigos. Les agradeceremos tengan la bondad de remitir el fruto de su caridad al Superior del Oratorio de San León. 3.° Nuestro Santo Padre el Papa concede una bendición especial e indulgencia plenaria a todos los que asistan a estas reuniones. ((**It16.468**)) 20 (El original en francés) Artículo de <> sobre don Bosco DON BOSCO De aquí a pocos días, la ciudad de Lyon tendrá la fortuna de recibir a don Bosco. No hay duda alguna de que la ciudad de los Primados de las Galias y centro de tantas obras maravillosas, volverá sin duda a ver con gozo al dulce y santo sacerdote a quien toda Italia venera, de mucho tiempo acá como a una de sus más hermosas y, sobre todo, de sus más puras glorias, y al que Francia, siempre admiradora de las grandes obras y de los hombres elegidos por la Providencia para instrumentos de su misericordia, empieza a amar y bendecir. Después de san Vicente de Paúl, difícilmente se encontrará un hombre que haya alcanzado entre el pueblo mayor popularidad que don Bosco. En Turín, cuna de sus obras, la gente lo aclama como a un benefactor y le da el dulcísimo título de Padre de los Pobres, Paler Pauperum, que era uno de los nombres de Cristo. En Roma, el Soberano Pontífice, León XIII, siguiendo el ejemplo de su ilustre y santo predecesor, tiene una paternal predilección por don Bosco y cotiza muchísimo sus méritos. Finalmente, no hay país hasta las más remotas playas de Brasil y Patagonia, donde el nombre del pobre sacerdote turinés no sea bendecido. Esta aureola popular que irradia la frente de don Bosco, esta estima y este amor universal que consuelan los últimos años del venerable anciano son la justa recompensa y la merecida coronación de una existencia consagrada por completo a mitigar las miserias humanas y, en particular, a preservar a los jóvenes abandonados de la corrupción, del fracaso, de la deshonra y de la infamia. Pero antes de contemplar la difusión de sus obras, don Bosco tuvo que luchar muchos años, y muy frecuentemente, en su larga y laboriosa tarea, tuvo que experimentar ese dolor cruel, al que están condenadas las almas selectas, que muchas veces encuentran dificultades y oposiciones precisamente allí donde debieran tener apoyo y favor. No bastaría un volumen para compendiar las preocupaciones, privaciones y torturas morales que ha debido soportar desde el día, ya lejano, en que, el joven sacerdote reunió por vez primera en la iglesia de San Francisco de Asís de Turín a (**Es16.389**))
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