((**Es16.383**)
-Exactamente; servidor de usted, respondió
Ghiglione. Y sin más, hizo una reverencia y salió.
12 (El original en francés)
Carta del párroco de Nuestra Señora de las
Victorias a don Bosco
Mi Venerado Padre,
Su carta me ha producido una gran satisfacción,
porque con ella me demuestra el afecto fraternal
que me tiene y asimismo la confianza que pone en
N.¦ S. r¦ de las Victorias y María Santísima
Auxiliadora, que son una sola, en cuyo corazón
podemos depositar todos nuestros anhelos.
Pero, por otra parte, dicha carta me pone en un
gran apuro, pues no sé cómo responder al deseo de
residir en mi casa en su viaje del próximo mes de
abril. Tengo una casa rectoral excesivamente
reducida y no hay ni siquiera una habitación de la
que pueda disponer.
((**It16.461**)) Lo
siento muchísimo, ya que me sentiría muy feliz de
poder darle albergue. Más aún, tengo proyectado
hace mucho tiempo ir a pasar una temporadilla del
mes de abril en Nuestra Señora de Lourdes, y no sé
en qué otra época podría realizar mi plan.
He gestionado de mil formas cómo darle la
hospitalidad que me pide y no he encontrado la
manera de poder proporcionarle solución.
Crea, mi venerado Padre, que lo siento en el
alma; no me retire por ello su buena y santa
amistad, a la que correspondo desde lo más
profundo de mi corazón y con la mayor veneración
en Nuestro Señor.
L. CHEVOYON
Párroco de
Nuestra Señora de las
Victorias
Me gustaría muchísimo verle en Nuestro
Santuario, adonde puede usted venir a celebrar la
santa misa siempre que lo desee.
Encomiendo a usted y, a la par, todas sus obras
al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora de las
Victorias, cuya fiesta celebramos el próximo
domingo.
13
Carta del Abate Moigno a don Bosco
Reverendo y carísimo Padre:
Me siento muy culpable de no haberle dado
noticias mías desde el día en que, admitido en el
número de sus piadosos Salesianos, he llegado a
ser su hijo espiritual. Pero, desde mi regreso a
Francia, después de mi paso por Turín, me he visto
agobiado por trabajos casi superiores a las
fuerzas humanas. No he abandonado ni un instante
el escritorio. Ante todo tuve que compilar y
mandar imprimir mi quinto volumen De los
esplendores de la fe, El milagro ante el tribunal
de la ciencia, los procesos de la beatificación y
canonización de san Benito-José Labre; es un
grueso volumen, que le ruego acepte como obsequio
y que me ha costado más de dos mil francos.
Inmediatamente después, he comenzado la
compilación del sexto volumen de los Esplendores:
El milagro ante el tribunal de la historia, que
tengo prisa por acabar y publicar, tan
(**Es16.383**))
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