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Artículo de un periódico impío contra don
Bosco
DON BOSCO Y LOS CONVENTOS
Hace algún tiempo que don Bosco, no satisfecho
con arrastrar a su causa a muchos jóvenes, cuyos
brazos podrían servir al campo, a la industria, y
cuyas inteligencias podrían hacer un buen servicio
al país; no satisfecho con vincular a su Sociedad
Salesiana todas estas fuerzas, que un día
militarán a favor del Papa, con daño para Italia,
se ha volcado hacia las muchachas.
Abrió, ante todo, un monasterio en Nizza
Monferrato, ayudado para ello por una condesa muy
beata, a la que él llama mamá de sus hijos 1.
Esa condesa, que podría, en cambio, favorecer a
sus parientes, engatusada con mucha maña por el
Santo de Valdocco, que le promete un rinconcito en
el paraíso junto a san Roque y una estatua en los
altares, da todo lo suyo para la causa del pícaro
don Juan.
Por su medio encuentra don Bosco abiertas las
casas de esa aristocracia santurrona que, además
de su alcurnia, posee todavía algún título de la
renta.
De este modo, pudo también levantar un
monasterio en Turín. Dentro de poco abrirá otros
en Italia.
Y esto sucede a los ojos del Gobierno, ante un
Zanardelli, que sabe muy bien que las
corporaciones religiosas están abolidas por la
ley, de hecho y de derecho.
Con este medio, don Bosco se hace con dinero.
Recluta sus víctimas en las familias adineradas.
Conquista, como él dice, una ovejita para Dios y
una dote para los fondos de su sociedad.
Conozco a un pobre padre que, por estas artes,
se encuentra hoy a pocos pasos de la miseria y
llora la muerte de una pobre hija fallecida sin su
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bendición, que ha muerto tuberculosa con la
desesperación en el corazón y sin dar el último
beso a su padre 2.
Volveré sobre este hecho y, si fuere del caso,
diré todo lo que siento.
>>No sería ya hora de que el Gobierno abriese
los ojos y tomara las medidas que pide el caso?
ACATES
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Cómo se obtuvo un visado de la Curia
turinesa
Se determinó obtener la previa censura de la
Curia de Turín. No era la cosa tan fácil, pues en
la Curia se miraban con malos ojos nuestros
asuntos. Se recurrió, pues, a la astucia. El
hermano coadjutor Ghiglione se encargó de ello.
Presentóse en la Curia al canónigo Chiuso, Vicario
General, con un librito impreso en Sampierdarena.
1 Hace alusión a la condesa Corsi.
2 Lemoyne escribe al margen de este párrafo:
<>.
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