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en los valles Valdenses y todos los demás en
Florencia. Dichos periódicos, dice el cuaderno del
censo, no tienen más lectores que los evangélicos
de las distintas denominaciones.
7
El Católico en el siglo
El celoso sacerdote don Juan Bosco, que trabaja
incansablemente en favor de las almas, no solo con
la acción sino también con los escritos, viene con
este libro de poco tamaño, pero lleno de jugo y
substancia de ((**It16.456**))
doctrina católica, en auxilio de la juventud tan
maliciosamente acechada en el tesoro más precioso
que puede tenerse, que es el de la fe católica.
Todo el librito tiende precisamente a este fin, a
confirmar en los fundamentos de la verdad católica
las tiernas almas de los jovencitos que tienen la
suerte de poseerla; y esto lo hace con tres series
de razonamientos, los cuales comienzan por la
existencia de Dios y van exponiendo, paso a paso,
y demostrando los fundamentos de nuestras
creencias, unas veces negativamente, confutando
los errores profesados por las sectas de toda
clase, y otras positivamente, demostrando
directamente las mismas verdades. Aconsejamos este
estupendo libro a todos los jóvenes católicos, no
sólo para confirmarse en su fe, sino también para
responder a las blasfemias que casualmente
pudiesen oír contra nuestra santa religión en
estos tiempos de tan devastadora avalancha de
errores de toda clase.
(Civ. Catt., serie
XII, Vol. III, pág. 82)
8
Protesta de don Juan Bonetti al Ministro
de Justicia
contra un periódico impío
Excelencia:
Hace ya unos meses, se está cometiendo en Turín
una indigna provocación y gravísima ofensa a los
sentimientos religiosos y morales de esta nuestra
población.
El adorable nombre de nuestro Dios y Salvador,
Jesucristo, que sirve de título a un periódico
infame, se ha convertido en escarnio de los
vendedores, y se pinta con caracteres cubitales en
el suelo adoquinado de las calles para obligar al
público a pisotearlo. Por el contenido, amasijo de
insultos y blasfemias contra las cosas y personas
más venerables, por el augusto título que ostenta
en su cabecera, este periódico es un insulto
permanente contra la Religión Católica, que la
Constitución fundamental proclama como la única
del Estado; es un insulto para más de doscientos
mil turineses y para más de veinticinco millones
de italianos, que adoran a Jesucristo; es un
insulto para la misma familia Real, bautizada y
creyente en este augustísimo nombre.
No basta; esta publicación no sólo viola el
derecho que tenemos a que se respete nuestra fe,
sino que constituye un peligro evidente para
nuestros hijos, que son la esperanza de nuestras
familias, para nuestros empleados cuya fidelidad
queremos, para nuestros súbditos de los que
tendremos que dar cuenta a Dios; constituye un
peligro de inmoralidad para todo el pueblo,
especialmente para la juventud y los obreros.
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