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suministros, entregando los recibos
correspondientes a las facturas, que fueron
presentadas en la Secretaría general de la Orden
Mauriciana para documentar su título de
benemerencia. El señor Correnti, Secretario
general de la Orden, siempre dispuesto a favorecer
a don Bosco, no se opuso; pero después, habiendo
surgido dificultades que llevaron a la suspensión
de la gestión, aquel señor amenazaba con exigir el
pago de sus facturas. El coadjutor Rossi, agente
ordinario de don Bosco para muchos asuntos,
informó de ello al Santo, que se encontraba en
Niza, y recibió esta respuesta:
Mi querido José Rossi:
Para que nuestros asuntos no pasen a manos
ajenas, escribo yo mismo y así quedan secretas
nuestras confidencias.
Di al señor Manati que yo cumplí la gestión:
todo quedó estipulado. Había hecho el recibo de
que el dinero había sido definitivamente
condonado. En el Ministerio, o mejor en el Consejo
de la Orden Mauriciana, se pidieron noticias sobre
el pasado y, no obstante las certificaciones de S.
E. el Comendador Correnti, no se contestó
negativamente, pero que, por ahora, conviene
suspender, es decir, diferir la gestión para no
hacer nada que no convenga. Al presente, si el
señor Manati pretendiese el pago de facturas
condonadas, cuyo recibo está en la mencionada
Oficina, no haría ningún buen papel, y yo tendría
que explicar todo lo sucedido. Por otra parte,
cuando yo esté de vuelta en Turín, hablaré con
este señor, y estoy convencido de que todos los
pasos dados y las muchas palabras y papel gastados
por él en Roma y en Turín no querrá que hayan sido
en balde.
Pero si pretendiese la devolución del dinero
condonado, antes de llegar a cuestiones de esta
clase, estoy dispuesto a darle hasta el último
céntimo; mas esto lo haré tan pronto como vuelva,
lo cual no puede estar muy lejos.
Cuida de tu salud, y reza por mí, que siempre
seré tuyo en J. C.
Niza, 17 de febrero de 1883.
Afmo. amigo,
JUAN BOSCO, Pbro.
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2. A don Orestes Pariani
Este generoso Cooperador salesiano había
enviado a Turín una limosna para la iglesia del
Sagrado Corazón, cuando don Bosco llevaba ya mes y
medio en Francia. Su carta lo alcanzó en Marsella,
desde donde le envió esta hermosa respuesta.
Muy querido don O. Pariani:
Después de un largo rodeo, llegó a mis manos su
carta en esta ciudad, y me es muy grato destinar
un momento para contestarle. He recibido la
generosa limosna que V. S. y su caritativa tía
hacen para continuar las obras de la iglesia y el
hospicio del Sagrado Corazón de Jesús en Roma.
Bendito sea Dios, que les inspiró una obra
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