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cumpliendo cada vez más. En este momento se ha
convertido en el punto central de nuestras
empresas. Mucho se habla, se escribe, se publica
para explicar y poner en práctica nuestros
planes>>.
Siempre en relación con el sueño de la
Patagonia, Lemoyne recogió de labios de don Bosco
estas palabras:
-Cuando se lleguen a conocer las inmensas
riquezas que encierra la Patagonia, este
territorio tendrá un desarrollo comercial
extraordinario. En las entrañas de los montes se
ocultan minas preciosas; en la cadena de los
Andes, entre los grados 10 y 20, hay minas de
plomo, de oro y de materiales más preciosos aun
que el oro.
Para que se tenga una idea del valor de este
sueño, añadiremos algunos datos de mayor relieve.
El siervo de Dios nos ofrece una serie de noticias
positivas de las que él no podía tener
conocimiento ni por los geógrafos ni por los
viajeros, pues aquellas latitudes estaban aún por
explorar, siendo aún desconocidas al turismo y a
las expediciones científicas. A estos elementos
hay que añadir datos de naturaleza profética,
referentes a un porvenir más o menos lejano.
Pasando por encima de estos últimos, nos
limitaremos a cuatro particularidades del primer
género, apoyados en las preciosas informaciones
que nos han sido suministradas por De Agostini, el
salesiano explorador de las tierras australes 1.
Ante todo, consideremos la descripción que don
Bosco hace de las Cordilleras. Todos creían que
este accidente geográfico era como una muralla
divisoria, esto es, una cadena homogénea que se
extendía de Norte a Sur por más de 30 grados de
latitud, formando un cordón único en elevación y
dirección. En cambio, las exploraciones y los
estudios realizados durante algunos decenios han
demostrado que los Andes, como observa justamente
don Bosco, se encuentran seccionados por numerosas
y profundas depresiones en forma de sinuosidades,
valles y pasajes lacustres y subdivididos en
grupos o nudos de cadenas que se ((**It16.396**))
presentan en direcciones opuestas, ofreciendo
grandes diferencias en sus caracteres geológicos y
orográficos. Nos encontramos, pues, en los
antípodas de la representación primitiva de una
cadena integrada por una unidad geográfica. En la
descripción de don Bosco, que representa la
configuración vertical de los Andes y los
accidentes que modifican su estructura orográfica,
hallamos en verdad una impresionante exactitud. Ni
el más autorizado estudioso de estos temas
geográficos habría podido publicar en aquel tiempo
una
1 Así que tenga terminada dentro de no mucho
tiempo la segunda parte de sus exploraciones, De
Agostini, dando cuenta de ellas en un próximo
tomo, someterá a minucioso examen las cosas que el
santo afirma en su sueño.
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