((**Es16.33**)
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Con estos <> ((**It16.28**)) aludía,
como ya se narró en el volumen anterior, a los
millares de liras que había que tirar para
deshacer el antiguo contrato y librarse de las
consiguientes truhanerías.
A principios de diciembre del año anterior ya
se había trazado un somero itinerario del viaje.
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La duda, acerca de la tranquilidad de Francia,
nacía de los alborotos políticos, que habían
agitado el país especialmente del nueve de agosto
al nueve de noviembre, esto es, desde la clausura
hasta la reapertura de las Cámaras, cuando el
Gobierno de la República había tenido que vérselas
con las violencias de los socialistas y los
atentados de los anarquistas dinamiteros.
Precisamente, a primeros de noviembre y debido a
la impresión tenida con aquellos desórdenes, había
escrito al abate Guiol diciéndole que se rezase
mucho porque el huracán quedaría limitado, pero,
que haría estragos por donde pasara 2. Dos semanas
después llegó una segunda carta, que calmó las
aprensiones de los peligros indicados en la
anterior; en efecto, aseguraba entonces una
protección especial de la Virgen a todos los que
trabajasen por los intereses de María Auxiliadora
3. Pero quedaban, aún más tarde, causas de
inquietud, dada la actividad de los partidos que
dividían a los ciudadanos: los partidarios de
Napoleón anhelaban la restauración del imperio,
los orleanistas 4 y los legitimistas ansiaban
volver a izar la bandera blanca de los lirios de
oro; los mismos republicanos se ensañaban unos
contra otros y, en la sombra, maniobraban los
comunistas, enemigos implacables de todo gobierno.
Y, en
1 Carta a Clara Louvet, Turín, 5 de diciembre
de 1882.
2 Libro de Actas de la Junta de Señoras del
oratorio de San León.
3 Id. id., 23 de noviembre de 1882.
4 Los partidarios de la casa de
Orleáns.(**Es16.33**))
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