Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es16.32**) El periodicucho blasfemo se vengó, a su manera, del artículo publicado en el Boletín de febrero. En el número del día once publicó un discurso arrebatado lleno de maldad contra don Bosco, difamándole ante los lectores, como embaucador de personas adineradas, denunciándolo ante el Gobierno como violador de las leyes y gran enemigo de la patria 1. Pero no se conformó don Bosco con lo hecho. Quería que el grito de Jesús nuestro Dios y nuestro Rey se repitiera por toda Italia, especialmente con ocasión de las fiestas de Pascua y, por eso, había tenido la idea genial de que el folleto sirviera de papeleta para el cumplimiento pascual. Era preciso, pues, volverlo a imprimir dándole otra forma. Antes llevaba el Visto de la Curia de Génova, por haber sido impreso en Sampierdarena; ahora, como se necesitaba otra licencia, se decidió a pedirla a los revisores turineses para ahorrar tiempo. Se obtuvo con una artimaña, ya que, por las vías normales, hubiera ((**It16.27**)) sido imposible 2. El asunto de la papeleta pascual, a su vez, despertó una gran batahola, cuya consecuencia fue que el folleto, en la nueva forma, sólo se pudo enviar fuera de la archidiócesis, aun cuando también muchos de los párrocos de ésta lo habían pedido. El infernal periodicucho aprovechó la ocasión para forjar otro artículo titulado Don Bosco, el Arzobispo y Socios; pero es una chapuza tan soez, que no queremos ensuciar con ella nuestras páginas. Se había aplastado a la serpiente en la cola. Don Bosco dio las instrucciones para este movimiento, pero no vio más que el principio, pues todo él se desarrolló mientras él viajaba por Francia. En aquel viaje se había prefijado un fin bien determinado; mendigar en favor de la iglesia del Sagrado Corazón en Roma. Harto de las demoras que se le habían interpuesto, había determinado dar un vigoroso impulso a las obras. Pero hacía falta mucho dinero. <> 3. El buen Padre notaba, es verdad, que sus fuerzas iban menguando; pero el amor al Papa, que le había confiado la obra, le estimulaba a actuar con toda su energía, emprendiendo un viaje tan pesado. Encontramos la declaración explícita de todo ello en una carta del día treinta de enero al Cardenal Vicario: 1 Véase Apéndice, doc. núm. 10. 2 Lemoyne dejó la dramática relación del caso, que presentamos en el Apéndice (doc. núm. 11). 3 Carta de don Francisco Dalmazzo, Roma, 31 de enero de 1883.(**Es16.32**))
<Anterior: 16. 31><Siguiente: 16. 33>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com