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y óptima índole 1, daba las mejores esperanzas de
sí. Quería hacerse sacerdote y acompañó a Monseñor
hasta Roma, donde empezó a estudiar el
bachillerato clásico en el Colegio salesiano de
Frascati y allí murió prematuramente.
De lo dicho hasta ahora se desprende que,
cuando los Salesianos se establecieron
definitivamente en Patagonia, había terminado el
dominio de los indígenas. El cometido de los
misioneros fue instruir y redimir a los vencidos y
unir con los vínculos de la caridad cristiana a
los hijos del desierto y a las poblaciones
civiles. En 1883 se crearon los gobiernos
territoriales, para que cuidasen de la
administración de la justicia entre argentinos,
extranjeros e indígenas. Estos pobres andariegos
hablaban sus idiomas, que algunos misioneros como
((**It16.374**)) don
Domingo Milanesio y don José María Beauvoir, se
esforzaron por aprender, para ser más bienquistos
de este modo y facilitar la obra redentora. Los
dialectos patagónicos eran muchos: mas, para
entenderlos, era muy útil el conocimiento de la
lengua madre hablada por los araucanos, que
ocupaban la región montañosa y boscosa de
Patagonia. Pero este estudio presentaba entonces
una doble dificultad, pues aquella lengua no tenía
escritura y su pronunciación es fuertemente
gutural y aspirada. Por suerte, iba de perlas el
español. Con el correr del tiempo la lengua
española se había abierto camino entre las tribus
de los indios, de manera que circulaba entre ellos
un número suficiente de vocablos y frases para
entender y hacerse entender. Quedaba por vencer la
dificultad de las distancias, a lo que sólo la
abnegación heroica de los operarios evangélicos
pudo llegar. La superficie de la Patagonia
argentina mide ochocientos cincuenta mil
kilómetros cuadrados y tiene hoy día una población
que se acerca a novecientos mil habitantes,
mientras que entonces no contaba más que treinta y
cinco mil. Podrían muy bien vivir en ella de
treínta a cuarenta millones de habitantes, dadas
las extensiones del territorio habitable, la gran
feracidad de los campos y la riqueza del subsuelo,
que es cada día mayor.
Se había progresado en la evangelización. El
Superior de la Misión pudo comunicar a Roma en
1883 que, aquel año, se habían bautizado
quinientos indios; los dos colegios de Patagones
albergaban sesenta y nueve niños y noventa y tres
niñas; en cuatro años, los bautismos
1 Nosotros hemos tratado con él; era
piadosísimo. También hemos visto y leido dos
cartas suyas, escritas todavía desde Patagonia a
don José Vespignani. No sabemos a dónde han ido a
parar; estaban escritas con perfecta caligrafía y
n una elegancia y elevación de sentimientos que
nos impresionaron mucho.
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