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CAPITULO XIII
LOS SALESIANOS ENTRAN EN BRASIL.
VICARIATO
Y PREFECTURA APOSTOLICA EN
PATAGONIA.
GRAN SUEÑO MISIONERO
LA historia de la Congregación registra en este
año dos grandes acontecimientos: la entrada de los
Salesianos en Brasil y la fundación de un
Vicariato y una Prefectura Apostólica en la
Patagonia. El primero señaló el principio del
desarrollo extraordinario, emprendido por la obra
de don Bosco en aquel inmenso país; el otro coronó
los duros y persistentes esfuerzos de don Bosco
para llegar a una definitiva circunscripción
eclesiástica en las tierras evangelizadas y las
que esperaban la evangelización desde las orillas
del Río Negro hasta el estrecho de Magallanes. Y
parece verdaderamente que fue voluntad del Cielo
que el año 1883 fuese una fecha fatídica en los
anales de la incansable actividad misionera, que
los hijos de don Bosco estaban llamados a
desarrollar en América del Sur, porque
precisamente en este año tuvo don Bosco un sueño
portentoso que le abrió las puertas del porvenir,
e hizo pasar ante su mirada atónita el inmenso
campo de acción reservado a sus hijos desde
Cartagena de Indias hasta Punta Arenas, en el
estrecho de Magallanes. Una fantasmagoría de
hombres y de cosas como para quedar atónito; pero
los hechos han demostrado, y siguen demostrando,
que no era ilusión de quien duerme.
Hacía seis años que monseñor Lacerda, obispo de
Río de Janeiro, ((**It16.367**)) rogaba
y suplicaba a don Bosco que enviase los Salesianos
a su diócesis. Don Bosco prometía y esperaba hasta
que, llegado a Italia don Luis Lasagna, le encargó
el Santo que procediese a la inauguración de la
primera casa en Brasil. Don Luis Lasagna, que
habría querido ver en aquel imperio, no una, sino
tres casas al menos, preparó en seguida un grupo
de siete salesianos para enviarlos a Niterói, en
los aledaños de la capital brasileña; pero, al
declararse allí la terrible fiebre amarilla, el
mismo Obispo, por miedo a que el contagio hiciese
también entre ellos alguna víctima, aconsejó que
se difiriera. Amainado, por fin, el peligro, la
generosa expedición, escoltada por don Luis
Lasagna y capitaneada por don Miguel Borghino,
zarpó el día diez de julio desde Montevideo hacia
Río de Janeiro.
La salida fue precedida por la ceremonia de
despedida en la iglesia de Santa Rosa en Villa
Colón. Asistieron a ella muchos Cooperadores
(**Es16.309**))
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