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CAPITULO XI
SAN JUAN BOSCO Y EL CONDE DE
CHAMBORD
LUIS XI Rey de Francia se encontraba gravemente
enfermo, y llamó a su lecho a san Francisco de
Paula, de Italia, con la esperanza de que su
bendición alejase de él a la muerte, ya segura;
pero el Santo no se movió hasta que se lo mandó el
Papa Sixto IV. Fue entonces al castillo de
Plessis, en los alrededores de Tours y, aunque el
enfermo no curó, lo indujo, sin embargo, a ir
cristianamente al encuentro del final de su vida
que ocurrió el día 13 de agosto de 1483.
Habían transcurrido exactamente cuatro siglos,
cuando se renovó la visita de otro santo sacerdote
italiano, don Bosco, a un descendiente de Luis XI,
saludado por Rey de Francia con el nombre de
Enrique V, aunque nunca subió al trono. Tampoco en
esta ocasión pudo la santidad mantener en vida al
augusto enfermo, pero sirvió para prepararlo
serenamente al gran paso.
Enrique de Chambord era el último vástago de la
rama borbónica principal. Su abuelo, Carlos X, fue
obligado a renunciar al trono en 1830, y abdicó
sus derechos a la corona de Francia en favor de su
primogénito, el duque de Angulema, que también
renunció en favor del nieto conde de Chambord,
hijo de su hermano el duque de Berry. Nació en
1820 unos meses después del asesinato de su padre,
y se llamó primero conde de Burdeos; pero después,
cuando una suscripción nacional lo ((**It16.331**)) puso
en posesión del castillo de Chambord en el
departamento de Loir-et-Cher, le dieron sus
seguidores ese título, que conservó durante toda
la vida.
En el año 1846 se casó con la archiduquesa
María Teresa de Austria-Este, hija del duque de
Módena, Francisco IV, y de Beatriz de Saboya, hija
de Víctor Manuel I; pero no tuvo hijos. En 1873
pareció llegado el momento de recobrar el trono de
sus abuelos; su partido, reforzado por las
debilidades de la tercera república y por la unión
de la rama de los Orleáns, hubiera podido dominar
la situación. Pero el Príncipe, firme en rechazar
la bandera tricolor, emblema de la revolución, y
en querer reponer la bandera blanca con los lirios
de oro,
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