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de Dios>> 1, de modo que entre <> él no duda en
contar su <> con don Bosco 2. Nada,
pues, impide tener como cierto que el inolvidable
encuentro no fue meramente casual, o debido a
circunstancias puramente humanas, sino
predispuesto en sus arcanos consejos por la
Providencia divina. Son dignos de notar el rasgo
de cortesía y la delicada expresión, que el Siervo
de Dios tuvo con él cuando se separaron para no
volver a verse más.
A punto de despedirse, quería el huésped
manifestar su propia satisfacción entregando a don
Bosco una limosna; pero el Santo, cosa insólita,
la rechazó diciendo:
-Usted podrá ser útil de otra manera a nuestra
Congregación.
No pretendemos atribuir a estas palabras un
significado superior al valor de una exquisita
cortesía; pero nada nos impide concluir con una
reflexión. El que había confiado al humilde
sacerdote piamontés una misión de bien tan vasta
como la Iglesia, guió los acontecimientos de
manera que aquél de sus Vicarios, a quien iba a
tocar el cometido de poner a dicha misión el sello
del supremo reconocimiento, descubriese con
antelación y valorase de cerca los tesoros de
gracia, que el Espíritu Santo derramó sobre él.
1 Discurso citado, del 19 de marzo de 1929.
2 Discurso citado, del 8 de junio de 1922, del
3 de junio de 1929 y del 9 de julio de 1933.
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