((**Es16.270**)
también sois de condición humana y puede que
algunos hayan cometido alguna falta, concedo a
todos amnistía general, anulando todas las malas
calificaciones y perdonando todos los castigos.
Asintieron los superiores y prometieron cumplir
sus deseos. El Cardenal añadió todavía:
-Pero pongo una condición, amigos míos, y es:
que cada uno de vosotros ha de rezar según mis
intenciones un padrenuestro y una avemaría.
Aclamaciones y aplausos rubricaron sus
palabras. Bendijo él desde lo alto a los
muchachos, bajó al patio, se metió entre ellos,
les dio a besar su anillo y entró en la iglesia.
Al salir, dijo que tenía en su diócesis un antiguo
santuario dedicado a María, bajo el título
Auxilium Christianorum, y que era una fuente
perenne de gracias espirituales y temporales. A
continuación visitó la tipografía, instalada hacía
poco en los locales de reciente construcción. Se
estaba imprimiendo en ella la gramática griega de
don Juan Garino, cuyas pruebas examinó 1; ((**It16.320**)) estuvo
mirando también con mucha atención el
funcionamiento de las máquinas y el trabajo de los
jóvenes aprendices.
Antes de dejar la casa, estuvo todavía un rato
en el locutorio, siguió pidiendo informes sobre
algunos detalles y, por último, se mostró tan
satisfecho que agradeció mucho el diploma de
Cooperador Salesiano que se le ofreció. Al
despedirse prometió que, cuando volviera a pasar
por Turín, avisaría de antemano a don Bosco y
recomendó le dijeran que, a su vez, cuando él
volviese a París, avisase. Pero el Cardenal tenía
ochenta y tres años y el Siervo de Dios no
volvería a ver la capital de Francia 2.
1 Don Bosco que conocía a los suyos y sabía
aprovecharlos, había encargado a don Juan Garino
que redactara una gramática griega, pero que fuese
pequeña, y se lo indicaba acercando las puntas del
pulgar y del índice, como suele hacerse. Don Juan
Garino se aplicó a ello con toda su buena voluntad
y compiló un texto voluminoso; cuando, lleno de
alegría, llevó a don Bosco el manuscrito, éste le
tomó de la mano y le dijo sonriendo y moviendo la
cabeza: Nen parej, Garin, nen parej. Cita i l'hai
dite, cita, cita. (No, Garino, así no. Pequeña, te
he dicho, pequeña, pequeña). Garino avergonzado
quedóse de piedra; entonces don Bosco, sin dejar
de alabar el trabajo, le explicó mejor su
pensamiento. Reemprendió Garino su obra, y sin
tocar lo que había hecho, que se publicó
íntegramente, escribió una gramatiquita, que
todavía hoy tiene sus admiradores. Algunos años
atrás dijo el profesor Puntoni, en el curso de una
lección universitaria, en la que estaba presente
don Pablo Ubaldi, que, de haberla conocido antes,
no habría publicado la suya.
2 Bulletin Salésien de octubre de 1883. En Il
piú bel fiore del Collegio Apostolico don Bosco
escribe esta semblanza biográfica sobre el
cardenal Bonnechose (pág. 172): <(**Es16.270**))
<Anterior: 16. 269><Siguiente: 16. 271>