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((**Es16.25**) pasados a mejor vida durante ((**It16.18**)) el año 1882 1. Para mantener a los más distinguidos de ellos encariñados con la Obra, ayudaba mucho la costumbre que don Bosco tenía de visitarlos personalmente en sus viajes. Por eso, escribía en la segunda mitad de enero, apresuradamente, a don Domingo Belmonte, director de la casa de Sampierdarena, que reuniese a su paso por allí el mayor número posible de ellos. Carísimo Belmonte: Si Dios quiere, el treinta y uno de los corrientes, a las nueve y media de la mañana, saldré de Turín para llegar a Génova a las dos de la tarde. Estaré ahí hasta el lunes por la mañana. Si te parece bien, puedes comunicárselo a la señora Migone e hijos; al señor José Podest… Cataldi, Carolina Cataldi; a casa Dufour, al marqués Montezémolo. A un tal José, buen cooperador, que perdió a su mujer hace dos años; a la señora Lucía Cataldi; a Isabel Acquarona. A los Decuriones Salesianos. A aquel señor que, el año pasado, entregó a la casa de Sampierdarena de cuatro a seis mil liras. Rogad de mi parte al señor Rusca que tenga a bien aceptar el actuar de mayordomo en la fiesta de san Francisco de Sales. Puede celebrarse ésta el día cuatro de febrero, si no perturba vuestras cosas. Si tienes algún otro a quien comunicárselo, puedes hacerlo diciendo a todos que preparen dinero para pagar nuestros pouf (deudas). Yo mismo escribiré la carta para la señora Ghiglini, que tú llevarás o enviarás. Dios nos bendiga a todos y créeme en J. C. Afmo. amigo, JUAN BOSCO, Pbro. El número de Cooperadores aumentaba también mucho en los países de lengua italiana sometidos a Austria; lo cual suponía un gasto considerable para el envío del Boletín. Don Bosco pensó en librarse de él. Con este fin escribió una súplica, para enviarla después de su salida, al Ministro imperial de Comercio, pidiendo franquicia postal para la revista en los dominios austriacos de lengua italiana. ((**It16.19**)) Excelentísimo Señor: Con todo respeto, aunque el abajo firmante no pertenezca a esa respetable nación Austro-Húngara, se atreve a recurrir a Su Excelencia para obtener un favor que no le concierne personalmente, pero sí al bien de la sociedad civil. Ya hace más de cuarenta años que se ha dedicado a la educación moral y civil de la juventud, especialmente pobre y abandonada, abriendo Casas, Centros y Colegios en diversas ciudades de Italia, Francia y América del Sur. Son ciento cincuenta en la 1 No traemos aquí estas circulares, porque, aunque llevan la firma de don Bosco, eran redactadas por don Juan Bonetti, de acuerdo con las instrucciones que él le daba. Acudiremos a ellas como a fuentes de información.(**Es16.25**))
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