((**Es16.248**)
el jueves, diecinueve de julio, respectivamente.
No pudo don Bosco acompañar a los primeros, porque
estaba, como veremos, en Frohsdorf con el conde de
Chambord, pero hizo que le supliese don Juan
Cagliero. En cambio, volvió a tiempo para la
segunda reunión. íY qué feliz parecía en el ágape
fraterno, viéndose rodeado por tantos sacerdotes,
que se consideraban siempre hijos suyos! ((**It16.292**)) Sobre
la cabecera de la mesa se leían precisamente las
palabras del salmo: Filii tui sicut novellae
olivarum in circuitu mensae tuae. (Tus hijos como
renuevos de olivo en derredor de tu mesa). El no
pudo ocultar su alegría y susurró al oído del
teólogo Reviglio:
-Estos sacerdotes son la niña de mis ojos.
Al llegar a los postres, hizo la segunda
plática de las que tenemos noticia. Después de un
exordio de ocasión y tras haber afirmado y
demostrado que la ayuda de Dios y de María
Santísima no le habían faltado nunca al Oratorio
ni a las otras obras salesianas, repitió una
observación que ya le hemos oído hacer en otra
parte:
De algún tiempo acá andan diciendo los
periódicos que don Bosco hace milagros. Es un
error. Don Bosco nunca lo ha pretendido, ni ha
dicho que hiciera milagros, y ninguno de sus hijos
debe colaborar a propagar esta falsa idea. Digamos
claramente cómo están las cosas: don Bosco reza y
hace rezar a sus muchachos por las personas que a
él se encomiendan para obtener una u otra gracia,
y Dios, en su infinita bondad, las más de las
veces, concede las gracias pedidas, aun
extraordinarias y milagrosas. Pero don Bosco tiene
tan poco que ver con ello que, a menudo, las
gracias se obtienen sin que él se entere.
María Auxiliadora es la taumaturga, la que
realiza las gracias y milagros en virtud del alto
poder que ha recibido de su divino Hijo. Ella sabe
que don Bosco necesita dinero para dar de comer a
tantos pobres jovencitos que pesan sobre sus
hombros; Ella sabe que es pobre y que, sin
socorros materiales, no puede llevar adelante las
obras emprendidas en favor de la religión y de la
sociedad, y entonces, >>qué hace María? Como buena
Madre que es, va en su busca, se acerca a los
enfermos y les dice:
->>Quieres curar? Pues bien, haz caridad a esos
pobres muchachos, da una mano a esas obras, y yo
te daré la caridad de la curación.
Ve que en una casa reina la desolación, por
culpa de un hijo calavera, y dice al padre y a la
madre:
->>Quieres que este desgraciado deje la mala
vida? Pues bien, ayuda por tu parte a alejar de
los peligros del alma y del cuerpo a esos pobres
muchachos abandonados, y yo pondré a tu hijo en
mejor camino.
En conclusión, para no alargarme demasiado,
María Auxiliadora consuela de mil modos a los que
ayudan al Oratorio y a nosotros no nos queda más
que ser dignos de su protección.
Y si María ayuda a los hijos del Oratorio, os
ayuda también a vosotros, que lo fuisteis otrora y
os alegráis de serlo todavía. Vivid siempre como
buenos sacerdotes, como os lo enseñó e inculcó
este vuestro viejo amigo; desvivíos por la
salvación de las almas que caminan
desgraciadamente a la ruina; ((**It16.293**))
atended, especialmente, a la juventud de vuestros
pueblos, en la que está la esperanza de la
sociedad; estad unidos
(**Es16.248**))
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