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enferma fue acometida por atroces espasmos;
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después se durmió apaciblemente y, al amanecer,
despertóse y gritó a una tía suya:
-íTía, estoy curada!
En efecto, las úlceras estaban cerradas y tenía
las piernas tan ágiles que fue en persona al abate
para darle la alegre noticia. Cuando, en el 1891,
se envió al Oratorio la relación del hecho
prodigioso, la huerfanita había crecido
normalmente y disfrutaba de óptima salud.
Vivía, frente al orfanato de San Gabriel, el
señor Cordonnier, rico comerciante de vino. Hacía
algún tiempo, acariciaba un partido matrimonial,
pero no había manifestado todavía a nadie su
intención.
Quiso, como muchos otros, visitar a don Bosco para
presentarle sus respetos, ofrecerle sus servicios
y, si tenía oportunidad, pedirle consejos sobre su
porvenir. Fue, pues, a él, y no le dio tiempo a
abrir la boca, porque el Santo le dijo, nada más
verle:
-Sí, sí; decídase por la que usted desea.
En el monasterio de las Bernardas, de
Esquermes, arrabal de Lille, yacía sor María
Clotilde en el lecho del dolor: en el intervalo de
ocho meses, había recibido dos veces los últimos
sacramentos, cuando don Bosco llegó a su cabecera.
Le había dicho la Superiora, mientras le
acompañaba a la enfermería:
-Don Bosco, tenemos una hermana, que recibió
los sacramentos en diciembre, y todavía no
consigue levantarse ni tenerse en pie. >>No podría
usted lograr que se pusiera mejor? Sería un gran
recuerdo de su visita al monasterio.
Don Bosco miró a la enferma, bajó después la
cabeza dos minutos, como si estuviese en oración
y, levantándola, dijo claramente:
-Vivirá... y largo tiempo... y así podrá ser
útil a la comunidad...
Después, con aire sonriente, añadió:
-Hasta los cien años, si fuera menester.
Estas palabras hicieron creer que todo lo había
dicho de broma. En cambio, no parece que quisiera
bromear. No había hecho promesa alguna de
curación, sino de vida larga; y, en efecto, la
religiosa no sólo curó, sino que vive todavía
(1934) con sus buenos ochenta y dos años,
ofreciendo cada día al Señor sus sufrimientos para
bien de la comunidad, a la que de ((**It16.269**)) este
modo es útil de veras, como había dicho don Bosco.
Por lo demás, años atrás tenía también mejorías
periódicas, que le permitían, incluso, trabajar en
el colegio.
La comunidad se encuentra hoy en Ollignies
(Bélgica), adonde se trasladó hace treinta años
después de la ley de expulsión de los religiosos.
Entonces se trataba precisamente de abrir allí una
casa sucursal.
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