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((**Es16.216**) apostolado de la caridad cuente ya entre nosotros nobles y valientes partidarios 1. Sin esperarlo, resultó dramática la conferencia del día veintiuno en la iglesia de San Pedro, llamada del <>, muy frecuentada ordinariamente por la aristocracia parisiense y, en aquella ocasión, abarrotadísima. Llegó don Bosco a las seis de la tarde. Estaba tan cansado que, a duras penas, se tenía en pie. >>Cómo podía dar una conferencia en aquellas condiciones? Pero la dio otro en su lugar. Se encontraba en París, desde hacía pocos días, de regreso del Africa, el cardenal Lavigerie, arzobispo de la renacida Iglesia de Cartago y fundador de los Padres Blancos. Conocía a don Bosco de mucho tiempo atrás. Enterado de que estaba en París, lo buscó por muchas partes, hasta que descubrió donde estaba. Allá se fue y entró de improviso en la iglesia por la puerta principal y con la severa majestad de la púrpura romana, mientras se comenzaba una oración, como preparación a la conferencia del Santo. Fue una aparición. El Purpurado subió derechamente al púlpito. Era popular en toda Francia y ((**It16.253**)) popularísimo en París, venía de hecho a rendirle el homenaje de su popularidad. Lo que dijo es un modelo de oportunidad y de fineza. Desde que supe, hermanos míos, la presencia en París del Vicente de Paúl italiano, no tuve más deseo que el de encontrarme con él en una de nuestras iglesias y recomendar sus obras a la caridad de los católicos. Yo he visto el comienzo de estas obras en Turín, las he visto ampliarse, penetrar en Francia y convertirse en el vínculo recíproco de beneficencia y de paz entre los católicos de nuestras dos naciones. Vosotros realizaréis esta obra de aproximación, queridísimos hermanos, ayudando a este humilde y santo sacerdote. Es preciso que, al volver a su patria, pueda decir que Francia es siempre fiel a su gran misión, que protege a todos los que sufren, sin distinción de clase. Yo vivo en una tierra donde el Vicente de Paúl francés pasó dos años en la esclavitud. Hoy necesita Túnez un nuevo San Vicente de Paúl que sea llevado allí por el amor. Y este San Vicente de Paúl sois vos, queridísimo Padre; porque, con vuestra familia religiosa, medio italiana y medio francesa, podréis, mejor que ningún otro, llevar a cabo la obra necesaria. Allí, por lo demás, esta el puesto asignado para vosotros. Hasta ahora son italianas las familias que, casi solas, pueblan el gran país desierto, colocado bajo la protección de Francia. Yo quiero a aquellas familias, pues soy el pastor y querría mostrárselo aliviando todas sus miserias. Ahora, con demasiada frecuencia, vosotros los italianos, que dejáis la patria, sucumbís antes de tiempo, como suele suceder en las colonias. Necesitaríamos poder recoger a los huérfanos y aun a todos los niños, que carecen del sustento necesario. 1 Palabras reproducidas por la Unit… Cattolica el 8 de mayo de 1883. (**Es16.216**))
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