((**Es16.205**)titular
de todas las casas salesianas y que ellas, al
postular como lo habían hecho en favor de la
juventud pobre y abandonada, habían sido las
ayudantes de la Madre de Dios. Don Bosco vive
totalmente para su obra: todo lo que dice, todo lo
que hace, tiene por fin a sus huerfanitos. No
tiene más tema que tratar, todo lo dirige a los
jóvenes pobres, a quienes tiene que vestir,
mantener y salvar. Abundan los milagros en sus
manos para la salvación de sus huérfanos, y no hay
que extrañarse de las condiciones que pone para
las diversas gracias que le quieren hacer obtener
de Dios. Todo depende de que se socorra a los
huérfanos y se coopere con Jesucristo a la
salvación de las almas rescatadas con su Sangre.
Hacer que fructifique la Sangre de Jesucristo es
el objeto de la colaboración que don Bosco pide a
todos los que necesitan para sí las virtudes
benéficas, que proceden de vestir al Señor en el
cuerpo del desnudo>>.
El óptimo Clairon de París hacía también estas
observaciones en el artículo de Meurville,
titulado <>: <((**It16.240**))
sensible a la fascinación de la palabra, tan dado
a compendiar todas las prendas del talento en la
elocuencia, y para el que un buen hablista es todo
lo que él quiera ser:
hombre de Estado, general, financiero y, si hace
falta, todo eso a la vez (...). Se le oía con
dificultad, apenas se le entendía, pero su idea se
había enseñoreado de la multitud y la grandeza de
su obra brillaba deslumbrante en el templo,
formando una especie de aureola alrededor de la
frente de aquel que, sin nada, había llevado a
cabo cosas tan grandes>> 1.
Después de la conferencia, mientras iba del
púlpito a la sacristía, fue un verdadero
espectáculo de fe; a medida que avanzaba, todos se
inclinaban para recibir la bendición, las madres
le presentaban los hijos para que los bendijese,
muchos le hacían bendecir objetos religiosos
1 Le Clairon, 30 de abril de 1883 (Apéndice,
doc, núm, 56),
(**Es16.205**))
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