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salvación 1. Una prueba de que lo llevó allá el
recuerdo de nuestro santo Patrono, está en los dos
renglones, que escribió bajo su propio nombre en
el registro de las misas: Sacerdote Juan Bosco,
Superior de la Pía Sociedad Salesiana, encomienda
a san Francisco de Sales todas sus obras, de las
que él es patrono.
Celebró en aquella iglesia el domingo
veintinueve de abril. Mucho antes de las ocho ya
no había un espacio libre en el templo. Don Bosco
dirigió unas palabras a los fieles en torno a los
méritos de la caridad y al fin de sus propias
obras. Cuando salía, dos rapazuelos, que se habían
metido dentro y habían luchado con pies y manos
para avanzar entre la gente, aparecieron ante él y
estuvieron allí un minuto contemplándolo
sonrientes; después, a una señal del Santo, se
agarraron uno a su mano derecha y otro a la
izquierda, sin dejar de mirarlo y sonriendo al oír
sus palabritas, mientras él avanzaba lentamente
sin soltarse de aquellos apretones, sino
dejándolos dueños de sus manos. Entretanto
escuchaba y contestaba a cuanto le decían los que
le rodeaban y los dos chavales no se separaron de
él hasta que llegaron los padres. La graciosa
escena llamó la atención y fue comentada por los
diarios.
La iglesia de Santo Tomás de Villanueva se
encontraba cerca de una comunidad religiosa que
llevaba el nombre del Santo español. Don Bosco fue
a hacerles una visita antes de partir. Vive
todavía en la comunidad el recuerdo de dos
visiones de conciencias. Se encontró con la
Maestra de las Novicias y le dijo:
-No pida ser substituida.
En efecto, aquella religiosa calculaba
precisamente cómo librarse de aquel cargo; pero no
había dicho una palabra de ello a nadie. Y después
cuando estuvo delante de todas las Hermanas
reunidas, dijo de improviso:
-íPero aquí falta una hermana!
Y así era; había una ((**It16.187**)) fuera,
atendiendo a los forasteros, a la que precisamente
tenía algo que decir el Santo, y se lo dijo apenas
la vio.
-Usted tiene grandes angustias interiores; pero
no se asuste por ellas ni las tome en mal sentido;
son una prueba que Dios permite.
1 La imagen es llamada popularmente la Virgen
Negra por su color, pero su verdadero título es
Nuestra Señora de la Liberación. Ante ella, había
hecho el joven Francisco de Sales su primer voto
de castidad. Entonces se veneraba la estatua en la
iglesia de san Esteban des GrŠs en el barrio de
los estudiantes, en la calle san Jaime. Salvada,
por la actuación de personas piadosas, durante la
revolución, fue confiada en 1806 a las Hermanas de
Santo Tomás de Villanueva, en la calle SŠvres.
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