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les contó muchas cosas sobre don Bosco, y, entre
otras, un episodio sucedido aquella misma mañana.
Cuando don Bosco llegó, parecía que no veía nada
en absoluto, pero, de improviso, volviendo la
mirada a un joven de aire distinguido en medio de
la muchedumbre apiñada y a quien nunca había
visto, hízole señas para que se le acercase y le
preguntó:
->>Qué hace usted en París?
-Estudio derecho en la Universidad Católica,
respondió.
-Permítame ver ese libro.
Era un devocionario para la misa. Dióle don
Bosco un fuerte apretón de manos y le dijo:
-Pronto será uno de los nuestros.
Después de la misa, volvió a verlo en el coro,
invitóle a seguirle y le repitió:
-Le aguardo pronto en Turín.
Se supo después que era hijo de una de las
llamadas Damas servidoras de los pobres,
asociación de señoras, que dedicaban algunas horas
del día a ayudar a las Hermanitas en la asistencia
de los enfermos pobres a domicilio. Su madre había
pedido y obtenido el permiso para que la
acompañara a la misa de don Bosco; jamás habría
previsto lo que sucedió, mas como era muy piadosa
no puso la mayor dificultad.
Otros dos episodios nos atestigua la misma que
fue la protagonista. Una joven de dieciocho años
deseaba hacerse religiosa, pero no sabía decidirse
a elegir la Congregación. Pensando que don Bosco
la podría aconsejar, logró por medio del padre
Bailly, su confesor, una audiencia para el
veinticinco de abril y en ella le expuso sus
dudas. ((**It16.183**)) El
padre Bailly se inclinaba por las Hermanitas, pero
a ella no le agradaban o, según su expresión, le
parecían muy poca cosa. Estaban las Hijas de la
Caridad, pero sentía cierta aversión hacia ellas,
porque se las habían pintado como disciplinadas a
lo militar, sin vida de familia, con superioras
poco accesibles. Don Bosco oyó estas
consideraciones, estuvo pensando un ratito y,
después, le dijo sin titubear:
-Hágase hermana de San Vicente.
Unos años después la joven siguió su consejo y,
con el nombre de Sor Isabel, es religiosa de ese
Instituto desde hace cuarenta y cinco años.
Animada por tan buena acogida, quiso hacer el
veinte de mayo un nuevo intento. Tenía ella una
amiga de su edad, sordomuda de nacimiento. >>No
podría don Bosco curarla? Volvió a las
Asuncionistas con algunas compañeras el día de la
segunda visita llevando consigo
(**Es16.159**))
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