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particular de Víctor Hugo, que, de ser verdaderas,
socavarían toda base de credibilidad a la
narración. Pero, últimamente, un testimonio de
primera calidad ha venido a quitar toda duda
acerca de la veracidad histórica del hecho,
proporcionando, al mismo tiempo, alguna noticia
inédita, útil para su confirmación. El abogado
Boullay, miembro a la sazón del consejo
administrativo de la obra de Auteuil 1 y testigo
ocular de lo que vamos a narrar, nos ofrece
garantía segura de la verdad.
El veinte de mayo se celebró, sin lugar a
dudas, una entrevista en el orfanato del abate
Roussel. Don Bosco fue dos veces, como veremos, a
visitar aquella casa. Cuando el abate supo que
volvería por segunda vez, invitó también a su
amigo Boullay para que recibiera su bendición
junto con sus hijas. El abogado llegó a eso de las
cuatro y media de la tarde y encontró el patio de
la casa atestado. Al encaminarse hacia la casa del
Director, vióle salir acompañado de un anciano,
más bien bajito de estatura, de barba blanca y
espesa, que se encaminó por una alameda solitaria.
En seguida adivinó quién podía ser, pero parecióle
tan increíble la cosa, que sintió necesidad de
preguntar al abate:
->>El señor, a quien usted acompañaba ahora
mismo, es Víctor Hugo?
((**It16.157**)) -Sí,
pero íchitón! No diga nada a nadie. Quería hablar
con don Bosco y ha venido a verle secretamente en
mi casa. Lo ha atraído la actividad filantrópica
de este apóstol de la juventud.
Pocos minutos después pasó el abogado Boullay
con sus hijas a la habitación de don Bosco, el
cual les bendijo. Después, hechos los cumplidos
del caso y roto el hielo, aquél se resolvió a
decirle:
-Padre, acaba usted de hablar con un gran
personaje.
->>Quién se lo ha dicho?
-El abate Roussel.
-Si es así, puedo decirle que sí; he hablado
con Víctor Hugo. Me ha hecho profesión de fe
espiritualista; pero yo creo que, si retrocede,
será por respeto humano. Su entourage (su
entorno), como él mismo me ha dejado entender, es
hostil a cualquier idea religiosa... íEh, ya es
viejo, no hay que abusar de la gracia de Dios!
También se lo he dicho a él...
Hay una circunstancia que contribuye a
explicarnos la razón de la visita de Víctor Hugo a
don Bosco. Su espíritu había recibido una tremenda
sacudida. El 11 de mayo, después de una larga y
desgarradora
1 Véase vol. XIII, pág. 626 y sigs.
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