((**Es16.101**)
-No, no; somos los primeros y usted es un
intruso.
-Pero, señores, miren que si yo no subo,
ustedes no podrán hablar con don Bosco, porque yo
soy don Bosco.
Riéronse en su cara y, a su alrededor, se
levantó un coro de voces llamándole farceur
(bromista).
íPaciencia y barajar!, no había nada que hacer.
Tuvo que volver atrás, para lo cual no encontró
resistencia. Libre ya de aquel atolladero, fue a
visitar a una familia, que lo esperaba desde hacía
mucho tiempo para que bendijese a un enfermo. De
no haber sido por aquel contratiempo, no habría
podido consolar a aquel pobrecito.
((**It16.112**)) La
señorita de Sénislhac, que le había estado
esperando inútilmente con la casa llena de gente,
lo tomó a mal, cuando supo la causa; por la cual,
acudió a la autoridad. Desde aquel día, hubo unos
guardias municipales, que hacían servicio de
centinela dentro y también fuera de la casa, para
que no quedara obstruido el paso a los inquilinos
de las diversas plantas, que no sabían cómo entrar
o salir.
La prensa de la capital no se desinteresó del
huésped italiano. El Figaro, el Univers, la
Gazette de France, el Clairon, la Liberté, el
PŠlerin, la France illustrée del abate Roussel y
otros periódicos no se conformaron con darle la
bienvenida, sino que publicaron largos artículos,
llamándolo <>, <>, el <>.
Las provincias se hicieron eco de la capital. Los
corresponsales en París le acechaban sin descanso.
En su tiempo y lugar, tendremos en cuenta lo que
escribieron; mientras tanto traduciremos dos
artículos que describen el entusiasmo general de
los parisienses por don Bosco, omitiendo las
noticias biográficas, sacadas del libro de
D'Espiney y destinadas a ilustrar al público sobre
el hombre del día. El primer artículo, publicado
en el Univers del día cinco de mayo, salió de la
pluma de Aubineau, veterano periodista y agudo
observador; decía así.
París está asombrado ante el movimiento
organizado en su seno, en torno a un humilde
sacerdote de la diócesis de Turín, que no posee
ningún atractivo a los ojos del mundo. Es de
familia humilde y tiene un exterior modesto. Su
voz no logra hacerse oír, ante públicos numerosos.
Camina a paso vacilante y le flaquea la vista.
>>Por qué corren tras él?... >>Hay otra
preocupación en la capital en este momento que no
sea la de ver y acercarse a don Bosco?
->>Dónde está?...
->>Qué hace?...
Hace quince días, apenas si se conocía su
nombre, que sólo se oía alguna vez en las
conferencias de caridad. Se conocían someramente
las obras que recordaban ese nombre, obras
juveniles que atienden a los muchachos abandonados
y que se multiplican y extienden por varias
partes. Hay también un librito, cuya lectura hace
sonreír,
(**Es16.101**))
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