((**Es15.97**)
Aunque no tengamos pruebas directas, creemos
que el caritativo señor encontraría el modo de
conciliar su tranquilidad con los impulsos de su
corazón por hacer el bien.
El fin de año proporcionó a don Bosco la
oportunidad de agradecer cordialmente al señor
Conde sus muchos favores. Le escribió el 29 de
diciembre:
<>por qué no podemos
encontrar en Italia bienhechores semejantes? íSi
hay uno así en Italia, que venga a pagar setenta y
cinco mil francos que debe desembolsar don Miguel
Rúa para nuestros misioneros de América; y otro
tanto casi igual, para el ajuar y el pasaje de los
que deberán partir cuanto antes! >>Y por qué no
viene a pagar las deudas de nuestras casas de
Turín, y de la iglesia y la casa de Roma? La razón
es clara: íen toda Francia e Italia no hay más que
un solo conde Colle! íBendigamos mil veces al buen
Dios, para que el señor Conde y la señora Condesa
Colle vivan para ayudarnos, sostenernos y
apoyarnos en nuestras dificultades! Que Dios les
conserve en buena salud, les conceda la gracia de
vivir muchos años felices en la tierra, en
recompensa de su caridad; y, finalmente, les dé en
la otra vida el verdadero premio, el gran premio
de la morada en el cielo, donde tengo la firme
esperanza de que nos podremos encontrar con Jesús
((**It15.101**)) y
María y con nuestro querido Luis para alabar a
Dios y hablar de El por toda la eternidad>>.
Volvió a ver al Conde en el mes de abril de
1885 en Tolón, con don Carlos Viglietti, y recibió
de sus propias manos, al despedirse, la cantidad
de cien mil francos para Roma y para las misiones.
Pensaba renovar la visita en septiembre, durante
los ejercicios espirituales de los hermanos. Así
se lo escribió el 18 de agosto, desde Mathi, donde
se encontraba hacía un mes para reponerse un poco
de su gran debilidad, o, como él decía, para
retardar de algún modo la vejez 1.
1 Carta al Conde, Turín, 14 de julio de
1885.(**Es15.97**))
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