((**Es15.86**)((**It15.87**)) La
domínica de Laetare, 4 de marzo, desde las cuatro
a las seis de la tarde, en el trayecto de Cannes a
Tolón, Luis le hizo compañía en el tren desde la
primera a la última estación. Le hablaba en latín,
alabando las grandezas de las obras de Dios. Entre
otras cosas le llamó la atención sobre las
nebulosas y le dio lecciones de astronomía, para
él completamente nuevas.
-Si hubiese que ir, le dijo, en tren de la
tierra al sol, se emplearían no menos de
trescientos cincuenta años. Y para llegar a la
parte opuesta de este astro, habría que recorrer
una distancia igual; empleándose en todo
setecientos años. Ahora bien, cada nebulosa es
cincuenta millones de veces mayor que el sol y su
luz para llegar a la tierra tarda diez millones de
años. La luz del sol recorre trescientos cincuenta
mil kilómetros por segundo...
Al llegar aquí, viendo que continuaba con
semejantes cálculos astronómicos:
-íBasta, basta!, le dijo el Beato. Mi mente no
te puede seguir. Me canso tanto que no puedo
resistir.
-Y con todo, éste es solamente el principio de
la grandeza de las obras de Dios.
->>Cómo es que estás en el cielo y aquí?
-Más veloz que la luz y con la rapidez del
pensamiento puedo llegar aquí, a casa de mis
padres y a cualquier otro lugar.
Algunos días después en HyŠres, durante la
misa, he aquí que se le aparece nuevamente Luis.
->>Qué hay de nuevo, Luis?, le preguntó don
Bosco.
Luis le señaló una región de América del Sur,
donde era necesario enviar Misioneros y le mostró
en la Cordillera los manantiales del Chubut.
-Ahora, le dijo don Bosco, déjame decir misa.
De otra manera las distracciones no me dejarán
proseguir.
-Es necesario, continuó Luis, que los niños
comulguen con frecuencia. Debe admitirlos muy
pronto a la santa comunión. Dios quiere que se
alimenten de la Sagrada Eucaristía.
-Pero >>cómo se les va a dar la comunión cuando
son tan pequeños?
-Cuando tienen cuatro o cinco años se les debe
enseñar la Hostia ((**It15.88**)) Santa y
a que recen con la vista fija en Ella; esto será
una especie de comunión. Los niños deben estar
convencidos de tres cosas: de que han de amar a
Dios, de que han de comulgar frecuentemente y de
que han de profesar una sincera devoción al
Sagrado Corazón de Jesús. Pero esta última
encierra las otras dos primeras.(**Es15.86**))
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