((**Es15.82**)
Un día, estando en su habitación preparándose
para predicar, le pareció tener a alguien a su
lado. Se volvió hacia aquella parte y, al hacerlo,
la persona que fuese se pasó al otro lado. Fue
cosa de un instante. Mientras, se preguntaba qué
pudiese ser aquello.
->>No me conoces?, oyó decir.
-íOh, Luis!, exclamó al Beato. >>Cómo es que te
encuentras en San Benigno?
-Para mí es tan fácil estar en San Benigno,
como en la FarlŠde 1, en Turín o dondequiera.
->>Por qué no te dejas ver de tus padres que
tanto te aman?
-Sí, sé que me aman, pero, para que me puedan
ver, hace falta el consentimiento de Dios. Si yo
les hablase a ellos, mis palabras no conseguirían
el mismo resultado. Es necesario que éstas pasen
por usted.
((**It15.83**)) El tema
de las apariciones vuelve a ser otras dos veces
objeto de las cartas de don Bosco durante el año
1882. El 30 de junio escribe a la señora Colle:
<>Para quién son esas flores?
-Me han encargado recogerlas, me respondió, y
con ellas haré una corona para mi madre y para mi
padre, que han trabajado mucho por mi felicidad.
Le escribiré más cosas en otro momento>>.
El 4 de diciembre escribía a la misma señora:
He visto varias veces a nuestro amado Luis, a
nuestro queridísimo amigo, siempre glorioso,
rodeado de luz, vestido de una manera esplendorosa
que era para verlo más que para describirlo.
<>.
Don Bosco hizo a los señores Colle la visita
anunciada, pero en el mes de marzo, en cuya
ocasión explicó mejor lo relacionado con Luis.
Habló entonces de una aparición que tuvo en Roma
el 30 de abril del año anterior, 1882.
1 Finca de los Colle, en el campo.(**Es15.82**))
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