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Quien lea esta obrita y repare en el lenguaje y
el estilo, está tentado de pensar que no es de don
Bosco. La verdad es que don Bosco hizo un borrador
de su puño y letra, pero, después, se lo entregó
al padre salesiano De Barruel, con el encargo de
perfeccionar la forma 1.
En efecto, en una carta del 4 de octubre de
1881 dice al señor Colle que, para no aumentar el
trabajo, cree mejor escribir directamente en
francés, sin preocuparse de hacerlo revisar a un
amigo suyo que era precisamente el salesiano
citado anteriormente.
En cuanto al contenido, asegura él en el
prólogo que los informes se los ha proporcionado
quien convivió con el finado, ((**It15.77**)) o pudo
tratar con él y conocer su piedad, su caridad y su
fervor. De esta su diligencia para adquirir datos
fidedignos tenemos constancia en tres cartas
dirigidas a su padre 2. En la primera, le agradece
las noticias recibidas y le ruega que tenga
paciencia y las complete, recogiendo: 1.° frases,
conversaciones y pensamientos tenidos con sus
padres, al dar limosna a los pobres o al cumplir
lo que se le mandaba; 2.° hechos edificantes de
mortificación o de paciencia, en sus relaciones
con los padres, los amigos y los pobres; 3.°
circunstancias especiales de la visita al Padre
Santo en abril de 1878, palabras de uno y de otro
y sobre todo alguna frase del Papa; 4.° lo mismo
en las visitas a santuarios e iglesias o en la
asistencia a solemnidades religiosas. <>.
Las nuevas informaciones llegaron. <>. Finalmente, cuando le comunicó que
autógrafos, que sumaban ochenta y dos, sólo han
llegado a nuestras manos en 1931 por medio del
Inspector francés, don Hipólito Faure.
1 Don Bosco manejaba el francés sólo para
hacerse entender, pero lo hablaba y escribía con
mucha desenvoltura, pasando por alto fácilmente el
diccionario y la gramática. Por esto, se hizo
célebre una anécdota. El abate Mendre, vicepárroco
primero, y párroco después de San José de
Marsella, que quería a don Bosco con ternura de
hijo, se sentaba un día al lado de nuestro padre,
durante una velada en el oratorio de San León. Los
músicos cometían, de tanto en tanto, algún error.
Y el abate, bastante entendido en música, hacía
una mueca de desagrado. Después de varias muestras
de desaprobación, díjole don Bosco al oído con su
pronunciación peculiar y su estilo: Moussieur
Mendre, la mousique de les enfants elle s'écoute
avec le coeur et non avec les oreilles (Señor
Mendre, la música de los niños se oye con el
corazón y no con las orejas). El abate Mendre
repitió después infinidad de veces la sabia
sentencia, remedando simpáticamente el tono, con
que había sido dicha.
2 San Benigno Canavese, 4 de octubre, Turín, 28
de noviembre y 30 de diciembre de 1881.(**Es15.77**))
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