((**Es15.75**)((**It15.74**))
CAPITULO III
EL CONDE COLLE
EL conde Colle, insigne cooperador salesiano,
merece párrafo aparte; el conjunto de sus
relaciones con don Bosco constituye un capítulo
interesante de la vida del siervo de Dios. Don
Bosco, después de una visita que el matrimonio
Colle le hiciera en Turín, le escribía el 5 de
julio de 1882:
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Si bien la serie de beneficios de los señores
Colle estuviesen apenas comenzando en favor de la
Obra Salesiana, el nombre del conde Colle ya
gozaba en las casas salesianas de una simpatía,
que fue aumentando de año en año, como nosotros
mismos pudimos comprobar. Para la historia que
estamos escribiendo, la realidad más palpable es
que Luis Antonio Fleury 1 Colle y su noble
consorte María Sofía, baronesa de Buchet,
apreciaron verdaderamente a don Bosco y a todas
sus obras, ya se desenvolviesen en Francia, en
Italia o en América, y demostraron con los hechos
estar animados ((**It15.75**)) por la
caridad que nunca dice basta, siempre que se trató
de ayudar al Beato, confortándolo en sus angustias
de los años extremos.
La Providencia dispuso que los Colle se
entrevistasen con don Bosco en vísperas de un
grave luto familiar. En febrero de 1881, mientras
el Beato se encontraba en Marsella, llegó de Tolón
el párroco de Santa María a suplicarle que se
dignase ir a aquella ciudad para bendecir al hijo
único de los señores Colle, reducido a los últimos
extremos, a la temprana edad de diecisiete años.
El buen sacerdote describió la desolación de los
padres, cuyas virtudes exaltaba, añadiendo
1 En escritos italianos y en algún epígrafe en
latín, sin atender a la grafía antigua, se ha
tomado Fleury por el nombre del Conde,
traduciéndolo por Florido o Floritus; pero éste
era su apellido. Su nombre de bautismo era Luis,
al que asociaba el de Antonio, lo mismo que su
hijo.(**Es15.75**))
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