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M 1
Rvmo. y queridísimo Monseñor:
Hasta ahora, nos hemos apoyado en la filosofía
de Corte para uniformarnos al Seminario
Arzobispal. Este curso la hemos cambiado; hasta
ahora, ((**It15.863**)) el
Ordinario no me dijo nada y pienso que no tratará
de molestarnos por este motivo, ya que bastantes
sinsabores nos causa por otros.
Sangra el corazón, al reflexionar en los
esfuerzos hechos por Guala, Cafasso y Golzio, para
sintonizar la moral de sus disertaciones con la de
Ligorio, que es precisamente la de la S. Sede, y
ahora todo se ha ido a pique...
El T. Bertagna no tiene ya cátedra pública, ni
privada. He aquí una lámpara luminosa puesta bajo
el celemín.
Cierto que Dios pondrá en orden las cosas y
quizás a no tardar mucho.
En todo cuanto podamos servir a V. E., estamos
todos a sus órdenes. Bendíganos V. E. y ruegue por
este pobrecito, que será siempre de
De V. E. Rvma. y queridísima
Humilde
servidor y amigo en Cristo,
JUAN BOSCO, Pbro.
1 Sin fecha. Debe ser de 1875 o 1876, porque
parece que en aquel curso escolar, don José
Bertello, profesor de filosofía, dejó a un lado a
Corte, autor rosminiano.
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