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K
Rvmo. y queridísimo Monseñor:
He hablado en particular con el Sr. Carlos de
Gaudenzi, pero parece que su complexión no le
permite hacer la prueba que desea con los
Trapenses. Ahora parece decidido a pedir seis
meses de espera, que desearía pasarlos aquí en el
Oratorio para experimentar si puede hacer frente a
los estudios o bien a una ocupación que se adapte
a él. Su Excelencia Rvma. y queridísima conocerá
mejor todo esto por medio del mismo postulante,
que se le presentará personalmente.
Querido Monseñor, cuántas veces pienso en V. E.
y, aunque pobremente, rezo por V. E.
Dénos su santa bendición y hágame el favor de
rezar por mí que, con profunda gratitud, le seré
siempre
Turín, 12 de mayo de 1883.
Humilde y afmo. amigo,
JUAN BOSCO, Pbro.
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L 1
Rvmo. y queridísimo Monseñor:
Le agradezco la nueva prueba de amistad que me
dio ante el Arzobispo de Vercelli. Poco cada vez;
pero, siempre dificultades.
Después de su última, había escrito al
Arzobispo, como V. E., me había indicado en su
respuesta, y le suplicaba por amor de Dios que
tuviera a bien concretarme lo que veía en mí de
vituperable, que lo aceptaría poniendo en práctica
sus consejos como verdaderos tesoros. Según su
costumbre, no me contestó. Decidí ir yo mismo a
hablarle en las horas de audiencia pública. Me
recibió, y me dijo que no tenía nada contra don
Bosco, pero que no reconocía la aprobación de
nuestra Congregación y que había decidido examinar
y, en su caso, suspender a cualquiera de los
nuestros.
-Nunca me he opuesto a su autoridad, pero
dígame qué le ha hecho cambiar de protector a
censor tan severo -le respondí.
El continuó hablando mal de los de votos
trienales y añadió que Roma había hecho mal en
aprobarlos.
Le dije que todas las órdenes religiosas,
incluso los mismos franciscanos, hacen también dos
veces votos trienales, según un decreto especial
de la S. Sede.
-Eso está mal, me interrumpió; cuando se
reanude el Concilio Vaticano, todas estas normas
de los frailes serán remodeladas.
Saltó después a la carta escrita por V. E. y
repitió lo mismo que había escrito, añadiendo
nuevos epítetos para V. E., para mí y para otros.
Dijo que yo no tenía autoridad para recibir los
votos de nuestros socios; y, aunque ya tenía más
ejemplares, me obligó a remitirle decretos,
reglas, rescriptos para examinarlos, y aún espero
respuesta.
Yo no entiendo nada de todo esto. Me he
impuesto la norma de callar y esperar que Dios me
haga entender algo.
Dios nos ayudará. Le agradezco toda su caridad,
pida por mí que, con gratitud, me profeso
De V. E. Rvma.
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
1 Sin fecha. Es presumible que sea de 1875
(Véase, vol. XI, pág. 90 y ss.).
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