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cierto consuelo: Aquel Tomás a quien tanto amaste,
no ha muerto; vive y seguirá viviendo en brazos de
su Creador, y, a estas horas, goza ya el premio de
su caridad, de su piedad y de su fe. Tú mismo lo
verás acaso ((**It15.849**)) en
breve, pero lo contemplarás en un estado mucho
mejor que el que tenía en la tierra; lo verás para
no separarte jamás de él. Pero, aunque puedas
esperar confiadamente que goza ya de la gloria de
los justos en el cielo, no debes, sin embargo,
olvidar el deber del amigo mientras estás todavía
en la tierra. Acuérdate de él, conserva su nombre
y reza cada día hasta que te encuentres de nuevo
con él en el reino de la gloria.
Del pensamiento del llorado difunto, pasaba a
usted, señora Moma. íCuánto habrá sufrido y
sufrirá todavía! Sé que está resignada, sé que
adora la mano del Señor, pero el cáliz siempre es
amargo. Por este motivo, he hecho y seguiré
haciendo oraciones especiales también por usted,
para que Dios la consuele y le haga encontrar
fuerza en él la convicción de que tiene un marido
en el cielo y que volverá a verlo para disfrutar
eternamente de su compañía.
Cuando usted pueda y le resulte cómodo contarme
los pormenores de sus últimos momentos, me hará un
gran favor; es lo mejor que puedo desear en este
momento.
Disculpe mi carta, que es más un manojo de
pensamientos que una redacción ordenada. Dios la
bendiga y la colme de celestes consuelos y, al
mismo tiempo, bendiga a toda su pequeña y gran
familia; le ruego me considere siempre en J. C.
como espero ser siempre y sumamente agradecido de
V. S. Ilma.
Turín, 10 agosto 1875.
Afectísimo como un hijo,
JUAN BOSCO, Pbro.
P
Siempre queridísima en Jesucristo:
Aquí en Mornese, en el Instituto de María
Auxiliadora, recibo su venerada carta, Hay aquí
ciento cincuenta señoras haciendo sus ejercicios
espirituales, y si hubiera podido estar usted
presente, habría sido para mí una gran
satisfacción. >>Quién sabe si algún año podrá
usted asistir?
Todavía no la he olvidado, ni a la persona
(sic), que nos causa tanta aflicción; es más,
mañana por la mañana, cuando tenga lugar la
comunión general, ésta será ofrecida a Dios en
sufragio de la hermosa alma del siempre querido
Tomás, y no olvidaré de rezar por usted y por toda
su familia. Dirigiré luego nuestras intenciones
también por todos los que han de intervenir en la
partición testamentaria, a fin de que todo se haga
sin lamentaciones ni ofensas de Dios.
Cuánto me gustaría volar para entretenerme un
rato con mi buena Mamá y consolarla al menos en
parte de las muchas espinas que acaso hieren, y no
levemente, su corazón. No pudiendo hacer esto
corporalmente, lo haré mentalmente, elevando a
Dios ((**It15.850**))
oraciones especiales para que le ayude con su
santa gracia a llevar la cruz sagrada, con la
esperanza de obtener a su debido tiempo el gran
regalo del cielo.
El Sr. Corsi me escribe que el Sr. Tomás, antes
de dejar el mundo, me dejó un recuerdo de dos
pinturas sacras: íqué alma tan buena! Hizo cuanto
pudo en vida y trata de continuar aún su caridad
después de muerte. íCómo no voy a guardar grata
memoria de él!
(**Es15.722**))
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