((**Es15.718**)((**It15.844**))
H
Benemérita Sra. Condesa:
Su carta, su preciosa caligrafía me han
satisfecho mucho. Comprendo que el peso de la
desgracia se haga sentir todavía, pero que ha
habido alguna mejoría en medio de sus males. En
nuestra casa rezamos todos los días por usted;
algunos de nuestros muchachos comulgan cada día y
yo, en mi poquedad, la encomiendo en la santa misa
cada vez que el Señor me permite poderla celebrar.
Tengo plena seguridad de que ésta es una prueba
que Dios quiere hacer de su paciencia, pero su
salud volverá dentro de poco a su primer estado.
El Caballero Oreglia ha regresado de Roma; me
asegura que también él rezará por usted y que le
escribirá en breve.
Usted, su marido y toda su familia no tengan
ningún miedo al cólera que se va extendiendo por
Italia. No le recomiendo más que verdadera
confianza en María Auxiliadora. No olvidaré de
modo alguno en nuestra oraciones comunitarias a
las personas que me indica. Nosotros hasta ahora,
gracias a Dios, nos hemos visto libres de todo
contagio y seguimos esperando en la protección del
cielo.
La condesa Calderoni, venida de Roma a Turín,
camino de Milán, cayó aquí enferma víctima de una
hemorragia que la atormenta desde hace cuatro días
y, hasta el presente, no ha experimentado ninguna
mejoría; recomiendo, pues, a usted esta santa y
caritativa señora.
Dios bendiga a usted y a toda su familia y
créame agradecido
De V. S.
Turín, 27 de julio de 1867.
Seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
I
Benemérita Sra. Condesa:
He recibido su apreciada carta del ocho del
corriente con un billete de 100 liras, donativo de
dos padres de familia a María Auxiliadora, por una
gracia recibida. Desde que Dios le hizo aquella
visita dolorosa, siempre la he estado encomendado
al Señor en la santa misa y en las oraciones
comunitarias de la casa con un Pater, Ave y
Gloria, por la mañana y por la tarde. Luego, el
día en que debían desvendarle el fémur, celebré la
misa por usted, y algunos jóvenes hicieron la
sagrada comunión con esta intención. Esperemos que
Dios tenga en cuenta nuestras humildes preces y
que, unidas a otras muchas que se harán en otras
partes, obtengan su efecto, sin malas
consecuencias y con mejoría progresiva.
((**It15.845**)) Aquí
estamos cercados por el cólera, pero esperamos que
María Auxiliadora siga manteniendo lejos de
nosotros este castigo que, gracias a Dios, no se
ha hecho sentir aún entre nosotros. El Caballero
Oreglia y todos nuestros jóvenes, gozamos de
óptima salud. Hemos sufrido, sin embargo, la
pérdida de un insigne bienhechor, con la muerte
del piadosísimo y docto conde de Camburzano,
ocurrida el 16 del corriente.
Dios bendiga a usted, a su señor marido, y a
toda su familia. Créame en el Señor,
Turín, 18 de agosto de 1867.
Seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es15.718**))
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