((**Es15.695**)
Al Padre Santo no le faltan cruces; gravitan
sobre él y le llegan en cantidad de todas partes.
>>Por qué, pues, llevarle más? íAh, las cruces que
vosotros le habéis regalado eran de gran consuelo
para su corazón paternal! Vuestra visita era un
bálsamo para sus dolores. Todos vosotros ya habéis
encontrado este calmante para vuestras penas a los
pies del Calvario; todos vosotros dejasteis en
Francia cruces más o menos pesadas para ir a
endulzar la amargura con la plegaria en aquellos
benditos lugares, donde Jesús cargó con la cruz
por nuestra salvación, enseñándonos a llevarla
tras El y por su amor. Vosotros habéis recobrado
vuestro entusiasmo cristiano con este recuerdo
viviente y vivificante de los sublimes excesos a
los que el amor de nuestro Dios ha traído el
afecto a nuestras almas. Regresáis a Francia,
dispuestos a aguantar todas las pruebas, a sufrir
incluso el martirio, si fuera necesario, por la
defensa de la Religión Católica. Gracias por el
ejemplo que nos dais y, en vosotros, doy las
gracias a la Francia católica. Y os doy gracias
también por otro motivo; porque, como dije antes,
al ver en vosotros a católicos fervorosos, veo
también a nuestros generosos bienhechores.
Nuestra gratitud no puede ofrecer nada, en
compensación de vuestros donativos; no podemos
hacer nada más que rezar. Rezaremos, pues, por
vosotros, por vuestros familiares, por vuestras
amistades y por todos nuestros bienhechores
franceses. Vosotros vais a dejarnos enseguida,
pero no del todo y por completo; seguiremos unidos
en espíritu y más de cien mil muchachos educados
en las diversas casas salesianas de Europa y
América no cesarán de rezar por vosotros, también
yo lo haré y, muy especialmente, mañana en la
santa misa. Pediremos que perseveréis en la
caridad y las buenas obras, que Dios os dé salud y
toda clase de consuelos y, sobre todo, que
tengamos la dicha de encontrarnos todos reunidos
en el Paraíso para alabar y bendecir a Dios por
siempre.
((**It15.817**))
87 (el original en francés)
Las dos últimas cartas de don Bosco a la
señorita Louvet
A
Srta. Clara Louvet:
Deseo asegurarle que, en la gran fiesta de la
Natividad de la SSma. Virgen, rezamos muchos por
usted; por su salud espiritual y temporal. Usted
rezará por mí y por todos nuestros alumnos y
nosotros rezaremos sin cesar por usted.
El 8 de este mes, nuestros huerfanitos harán la
santa Comunión según su intención.
Que Dios nos bendiga y que la SSma. Virgen sea
nuestra guía al Paraíso.
Turín, Valsálice, 30-sept.-87.
Agradecido servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Mi salud va mejor.
(**Es15.695**))
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