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de un edificio con capacidad para trescientos.
Quiso hablar él mismo con el arquitecto para
explicarle su proyecto. Lo hizo ir desde Tolón, le
indicó en líneas generales su plan y le pidió que
se apresurara a realizarlo. Tres meses después
llevaba el director, don Pedro Perrot, el proyecto
a Turín para su aprobación. Don Bosco lo pasó al
examen del Ecónomo General, don Antonio Sala, y de
dos distinguidos arquitectos de la ciudad y, de
acuerdo con su informe, lo aprobó el 26 de junio,
introduciendo de propia mano algunas pequeñas
modificaciones, que se observaron
escrupulosamente. Se empezaron las obras el 16 de
diciembre.
Seguiremos ahora al Beato por la Costa Azul.
Llegó a Niza antes del 8 o el 9 de marzo, puesto
que el abate Guiol comunicaba el día 10, en la
reunión de la Comisión de señoras, que había
recibido carta suya desde allí, en la que decía
cosas importantes. Nos falta el original, pero el
acta de la reunión nos da la traducción francesa
de dicha carta, que nosotros volvemos al italiano.
Decía el Beato:
Me queda un momento libre y lo dedico a
escribirle, como ya debiera haber hecho antes.
Le diré, ante todo, que salí de Marsella un
poco contrariado porque no había podido
entretenerme con usted por lo largo, como era mi
deseo, sobre los asuntos del oratorio. Parece, sin
embargo, que don Celestino Durando ha dejado las
clases bastante organizadas de manera que sera
posible dar por escrito las normas y explicaciones
oportunas. Parece que se puede decir lo mismo de
la disciplina y de la moralidad. Lo que demuestra
la buena voluntad de todos.
((**It15.65**)) En
Aubagne, Roquefort, Saint-Cyr, Tolon y HyŠres,
Dios sigue bendiciéndonos y tenemos muchos motivos
para agradecérselo espiritual y materialmente.
Me escribe don José Bologna que ha dado al
empresario todo el dinero recogido en la
cuestación, durante mi estancia en Marsella, y
ahora se encuentra sin un céntimo y con facturas a
pagar. Yo había reunido mil quinientos francos,
que deseaba dejar en La Navarre; pero ahora se los
mando para que pueda salir del paso. Espero que
las suscripciones entre los industriales y las
madres de familia podran arreglar las cosas. Don
José Bologna me escribe que usted le ha prestado
cinco mil francos para el empresario; espero que
también esto se pueda arreglar.
>>Qué diré, pues, para dar las gracias a usted,
a los señores y señoras de nuestras Comisiones que
son el apoyo de nuestro oratorio? Dígales que
estamos muy agradecidos a todos y que rogaremos de
corazón al Señor para que les recompense con
largueza en esta vida y en la eternidad.
Tengo, además, algo que no he podido explicar
bien. Muchos pretenden que el pobre don Bosco
obtenga, con sus oraciones, gracias particulares
del Señor. No es así. Dios bendice nuestras obras,
las favorece y las protege; y, como nosotros no
disponemos de los medios necesarios para
sostenerlas, Dios acude en nuestra ayuda con
gracias y favores extraordinarios para todos los
que nos favorecen materialmente.
Dígaselo a nuestros bienhechores, especialmente
a la señorita Rocca, para que peu pour fois lo
inserte en su libro de actas.
Espero poderle comunicar más cosas en la
primera ocasión. Ahora me encomiendo(**Es15.66**))
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