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Carta del C. Correnti a don Bosco
GRAN MAESTRAZGO DE LA ORDEN
DE LOS SANTOS MAURICIO Y LAZARO
GABINETE PARTICULAR
PRIMER SECRETARIO DE S. M.
Reverendo Señor:
Celebro que V. S. Rvda. se acuerde mí y me
ayude con sus sugerencias a hacer cosas dignas y
justas. Tal sería la promoción a caballero del
profesor Bonzanino, que V. S. me recomienda y que
yo, a mi vez, recomendaré a S. E. el Ministro de
Instrucción Pública. Pero quisiera también que V.
S. Rvda. recordara las promesas que me hizo para
encontrar un amplio concurso en la caridad y
piedad de los fieles para la soñada construcción
de un nuevo templo al servicio del nuevo gran
Hospital Mauriciano, que se levanta en la calle
Stupinigi. Si pasan todavía dos meses, sin que
nadie me ayude o anime, ese templo deberá
reducirse a una modesta capillita que ciertamente
no correspondería a la grandiosidad del Hospital,
recientemente construido por la Orden, ni al
decoroso panorama de la Avenida del rey Humberto,
ni al plan de dedicar el sagrado edificio a San
Humberto.
Con todo aprecio,
Roma, 2 de enero de 1884.
C. CORRENTI
((**It15.756**))
46 (El original en latín)
Carta de don Bosco al Arzobispo de
Sevilla
Excelentísimo Pontífice:
Cuando el teólogo Juan Cagliero regresó de
España a Italia, nos contó las grandísimas
atenciones de tu bondad y munificencia. Entre
otras cosas, nos manifestó tus deseos de ver
instalada en tu ciudad una casa salesiana para
educar a los muchachos abandonados y que ella
contará con tu válida protección.
Una tal y tan grande benevolencia exige por
nuestra parte los más agradecidos sentimientos.
Por lo cual, al recibir con inmenso agrado estos
tus singulares favores, todos nosotros ponemos
nuestra confianza en tus manos, y puedes disponer
de nosotros y de todo lo nuestro en todo lo que
sea a mayor gloria de Dios, y en cuanto juzgues
que nosotros podamos hacer bien a las almas.
Si, en lo sucesivo, hubiere algo que decir o
hacer, sé siempre para con nosotros como un padre.
Nosotros, por nuestra parte, en nuestras
plegarias matutinas y vespertinas, rezaremos para
que Dios te conceda largos años y te conserve
incólume, hasta que podamos verte personalmente en
Turín o en tu diócesis, y así nos sea posible
darte, desde lo más íntimo, las más cumplidas
gracias por tus atenciones.
(**Es15.645**))
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