((**Es15.624**)
no podía castigarme, ni podría mantenerme
castigado, sin una culpa que se refiriese a la
confesión y que fuera muy grave y deshonrosa; y,
así, al ver precisamente que yo continúo privado
de la facultad de confesar, que se me quitó en el
mismo lugar del supuesto delito, se van
confirmando cada día más las sospechas que se
hicieron concebir contra mi honradez, con todas
las funestas consecuencias que V. E. puede
fácilmente imaginar; consecuencias tanto más
funestas en los tiempos que corren, cuanto que yo
soy sacerdote, y sacerdote perteneciente a una
Congregación religiosa, dedicada a la educación de
la juventud.
De donde, por el honor sacerdotal, por el buen
nombre de mi querida Congregación salesiana, que
me recibió y educó para gloria de Dios, por el
decoro de la religión, por la salvación de las
almas, pido que acabe pronto esta causa y acabe de
modo que este señor Arzobispo no pueda ocasionar
ya más un daño tan grave. Si yo soy culpable, no
recuso mori, diré con san Pablo; pero, si no soy
culpable, ruego, suplico y pido encarecidamente
que se me haga justicia y se me conceda poder
trabajar todavía por la Iglesia con mi nombre sin
mancha, para que el mundo no tenga que echarme en
cara el medice, cura te ipsum.
Con plena confianza de que V. E. Rvma. y todo
el alto consejo, que tan dignamente preside,
reciba mi humilde exposición y ferviente súplica,
tengo la satisfacción de poderme profesar con mi
mayor aprecio y profunda veneración,
De V. Ema. Revma.
Turín, 22 de febrero de 1882.
Humilde
seguro servidor e hijo,
JUAN BONETTI, Pbro.
de la
Congregación Salesiana
((**It15.730**))
29
Carta del obrero Brunetti al Papa
Beatísimo Padre:
Soy un humilde artesano de pocas letras, padre
de familia, con poca salud y con la esposa incapaz
de ganar el pan para nuestros hijos. Y, sin
embargo, este pobre hombre está siendo estos días
abrumado, amenazado y deshonrado por causa del
Rvmo. Arzobispo de Turín.
Este Arzobispo se ha empeñado en que yo conozco
al autor de ciertos libros escritos y publicados
contra él y ha hecho presentarse en su Curia a
varios sacerdotes para saberlo. Ahora bien, él ha
llegado a saber que yo he sido uno de los
socorridos por don Bosco, a quien voy a menudo a
ver por agradecimiento, y que aún trabajo en la
Casa, que fue el asilo de mi juventud. Por esto,
llegó a sospechar que yo puedo saber, si don Bosco
o alguno de los suyos ha escrito o publicado esos
libros.
Por lo cual, como no pudiera hacerme ir a la
Curia, ha recurrido a la policía, prometiendo
quién sabe qué, si lograban hacerme decir lo que
no es y yo no sé. En consecuencia, hace más de una
semana que vienen a mi casa agentes de policía, a
atemorizar a mi mujer y a mis hijos, como si su
marido y su padre fuese un bribón, cuando yo nunca
he dado motivo de quejas a las autoridades civiles
ni eclesiásticas.
Lo más indigno es que anteayer, siete del
corriente, vino a mi casa a seducirme un
(**Es15.624**))
<Anterior: 15. 623><Siguiente: 15. 625>