((**Es15.62**)
La moribunda, pues, se vistió por sí misma y
salió al rellano de la escalera para esperar a su
padre, que volvería enseguida. Apenas distinguió
el rumor de sus pasos, voló a su encuentro y
echósele al cuello gritando:
-íEstoy curada, papá! íDon Bosco me ha curado!
Aquel pobre hombre, como herido por un rayo, se
tambaleó y se desplomó. Se llamó enseguida al
médico, y costó mucho hacerle ir. Y, mientras, la
hija ayudaba a su madre a prestarle los primeros
auxilios.
Entre tanto los dos viajeros se habían alejado.
Al subir al coche, el abate Mendre se conformó con
estrechar el brazo a don Bosco y decirle:
-íY bien, padre, ahora no podrá decir que don
Bosco no hace milagros!
Don Bosco respondió con humildad y calma:
-íBendito sea Dios! íBendito sea Dios!
((**It15.60**)) El
Abate comprendió que no era prudente hablar sobre
el asunto y no abrió la boca hasta Aubagne.
La curación fue tan completa que, el 4 de
marzo, escribió la señorita a don Bosco; mas, no
sabiendo donde se encontraría, dirigió la carta a
don José Bologna con una esquela en la que decía:
<>.
No nos ha sido posible dar con la fecha exacta
del día en que don Bosco partió de Marsella;
parece que fue el 25 de febrero, porque, el
domingo 27, se encontraba en Roquefort en el
castillo del conde de Villeneuve, después de una
discreta parada de Aubagne. Desde allí escribió en
francés a don José Bologna la carta que traducimos
a continuación:
Muy querido Bologna:
Salí y, en Aubagne, se hicieron muchas cosas;
ahora estoy en Roquefort, donde descansaré un día.
Mañana, si Dios quiere, estaré en Saint-Cyr.
1.° Entre tanto, comunicarás a nuestros
muchachos que he quedado muy satisfecho de su
buena voluntad y de su piedad, y que espero sigan
siempre de bien en mejor. Procuren romper los
cuernos al demonio con los martillos de la
confesión y de la comunión.(**Es15.62**))
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