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sea arreglada con una sentencia definitiva, que,
sea la que fuere, recibiré con toda sumisión
((**It15.710**)) y
respeto, como dictada por un tribunal docto y
cuidadoso, que inspira plena confianza.
Aprovecho la propicia ocasión para encomendarme
a su alta benevolencia y profesarme con todo
aprecio y profunda gratitud,
De V. E. Rvma.
Turín, 7 de junio de 1881
Seguro servidor,
JUAN
BONETTI, Pbro.
de la
Congregación Salesiana
17
Carta de monseñor Gastaldi al
abogado Menghini
Con esta carta, suplico y encargo a V. S., tome
mi defensa en el pleito que tengo contra D. P. C.,
de las Sacr., con don Juan Bonetti en Turín y
también diría con don Bosco y los Salesianos ante
la sagrada Congregación del Concilio y hacer,
decir, imprimir, realizar todo lo que le parezca
necesario o útil a fin de poner en evidencia mis
derechos, mis deberes, mi recta intención y la
justicia de mi jurisdicción episcopál.
A pesar de los repetidos y gravísimos disgustos
que había recibido de don Bosco y de los
Salesianos, sin embargo, precisamente para
demostrarles mi intención y mi vivo deseo de vivir
en armonía con ellos, invité por carta en 1878 a
don Bosco a abrir un oratorio festivo en Chieri,
en una casa de la ciudad, propiedad de don Juan
Bosco para las muchachas de la misma,
confiándoselo a las Hijas de María Auxiliadora,
fundadas por don Bosco, las cuales, sin embargo,
no tienen aprobación pontificia. Don Bosco envió
algunas de esas religiosas a vivir en aquella casa
con mi licencia escrita. Se convirtió en capilla
el salón principal y, todos los domingos y
fiestas, se envía desde Turín, hace ya tres años,
un sacerdote para celebrar allí la misa, predicar,
confesar e impartir la bendición, y soy yo quien,
por escrito, autoricé a don Bosco a enviar a sus
sacerdotes para oficiar en esa capilla. Esta casa
de Chieri, aunque propiedad de don Bosco, no es
ciertamente una casa religiosa de los Salesianos;
es una casa habitada por mujeres que viven en
comunidad, sin más aprobación o licencia que la
del Arzobispo de Turín. La capilla de esta casa no
es una capilla de una casa de los Salesianos, que
goce de ninguno de sus privilegios, sino que es
una capilla totalmente dependiente del Arzobispo,
a quien corresponde destinar los sacerdotes que
deben oficiar en la misma y el cual tiene derecho
a remover los que por graves motivos juzgue que
debe remover, sin obligación de dar las razones.
((**It15.711**)) Ahora
bien, de acuerdo con la autorización tenida por
escrito del Arzobispo, don Bosco enviaba a oficiar
en esta capilla, al salesiano don Juan Bonetti, el
cual chocó en seguida con el canónigo Oddenino,
párroco de la colegiata de Chieri, el cual acudió
varias veces a la Curia a quejarse de don Juan
Bonetti, porque atraía a todas las muchachas que
solían ir a la iglesia parroquial en los días
festivos y celebraba sus funciones en la capilla,
a la misma hora que las de la colegiata. Hice que
el Vicario General llamara a don Juan Bonetti y yo
también lo llamé; procuré, por todos los medios
posibles, que, al actuar en aquella capilla, no se
opusiera de ningún modo a dicho párroco y no
suscitase ningún escándalo en la ciudad, pero todo
fue en vano.
(**Es15.608**))
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