((**Es15.56**)
mismo cónsul. El, ya fuera por el afecto que
profesaba a don Bosco desde los bancos de la
escuela, ya fuera, por un legítimo sentimiento de
orgullo nacional ante los progresos y promesas del
oratorio, le tenía particular cariño y lo
favorecía con la mejor voluntad del mundo; le
causaba, por tanto, una seria contrariedad ante
las autoridades francesas aquel amasijo de
denuncias contra la obra y tenía con ello un
motivo más para procurar poner las cosas en su
punto. Asumió, pues, el encargo el abate Mendre,
quien lo desempeñó magistralmente. Don Bosco había
leído el manuscrito en noviembre, como aparece en
la siguiente carta, que ha llegado a nuestro
conocimiento, después de la publicación del décimo
cuarto volumen.
Mi querido señor Mendre:
No pudo usted interpretar mejor mis deseos que
con la exposición que tuvo la bondad de dejarme
ver. Se puede pedir al señor cónsul que la
publique, si lo cree conveniente.
He cometido un error. En vez de escribir aparte
algunas observaciones que se podrían añadir, las
he anotado al margen de la misma hoja. Haga de
ellas el uso que mejor le parezca.
Quizá sería bueno también dar a conocer que, en
las casas de Italia, especialmente en la de Turín,
eran traídos muy frecuentemente muchachos pobres y
abandonados franceses, y que, para evitar viajes,
gastos, y cambio de costumbres, se nos pidió y
fuimos a fundar casas en Francia con el mismo fin
que las de Italia.
Me ha producido gran satisfacción la noticia de
que reina la paz y la armonía entre la parroquia y
el hospicio de San León. Tengo fundados motivos
para esperar que se consoliden cada vez más esos
vínculos de caridad. Si ello es necesario en todo
tiempo, lo es mucho más en este momento.
Si usted ve que yo puedo hacer algo desde aquí,
dígamelo y seguiré fielmente su consejo.
Que Dios le bendiga, benemérito y siempre
querido señor abate Mendre, y le conserve en buena
salud. Presenta mis humildes respetos a nuestro
señor Cura, ((**It15.53**)) a don
José Bologna, y no olvide rezar por mí, que soy
siempre suyo, con profunda gratitud y mucho
aprecio,
Turín, 25 de noviembre de 1880.
Afmo. servidor y amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Quizá fuera oportuno manifestar que
nosotros no somos más que una pía sociedad de
beneficencia para niños pobres o que están en
peligro. Mi deseo de mandar esta carta a vuelta de
correo, no me permite sacar copia. Don José
Bologna podría sacar una. Las tres enviadas ya al
señor Cónsul están igualmente bien.
Escribiré en cuanto pueda a nuestro señor Cura.
Durante su permanencia en Marsella, don Bosco
habló al canónigo(**Es15.56**))
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