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Muy apreciada señora Magliano:
El día del cumpleaños, las madres suelen hacer
un regalo a sus hijos, aunque a veces no sea de
gran valor. Por eso, recurro a la Santísima
Virgen, por medio de usted, a fin de que me quiera
hacer un regalo extraordinario. Como ya le
indicaba en Turín, llevo entre manos los gastos de
la papelera de Mathi, la deuda de los trabajos
para la iglesia de San Juan Evangelista, las
construcciones junto a la iglesia de María
Auxiliadora y nuestras misiones de América. La
cantidad absolutamente necesaria en este momento
es de doce mil liras, pero yo acepto agradecido
cualquier cantidad, aunque no pueda cubrir todos
los gastos. Ya ve con qué confianza recurro a
usted; entiéndase usted misma con la Virgen.
Mientras tanto, yo rezaré mucho a esta Madre
celestial por usted, para que guarde su salud,
siempre por el sendero del Paraíso, que le deseo
de todo corazón, pero no tan deprisa, porque
quiero que muera pobre y totalmente libre de las
cosas de la tierra para llevar consigo al cielo el
fruto de todas sus obras de caridad.
Para su norma, le digo que el día trece voy a
San Pierdarena para unos ejercicios espirituales,
después a Alassio, luego a San Benigno Canavese y,
por fin, a Turín para quedarme a partir del nueve
de octubre. Mas, para cualquier aviso, diríjase
siempre a Turín, donde, sin tardanza, hacen que se
me reexpida todo prontamente.
El lunes, si Dios quiere, sale don José Pavía
para Busca. íPobrecito! Ha trabajado, está cansado
y le toca a usted ponérmelo bueno del todo 1.
Dios la bendiga y ruegue, se lo suplico,
también por mí que, con todo agradecimiento, seré
siempre en J. C.
San Benigno Canavese, Natividad de María, 1882.
Su atto. y
agradecido servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
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También empleaba ya la familiaridad de un amigo
con el canónigo Eduardo Martini, de Alassio 2, de
quien tantos favores recibía y a quien tanto bien
hacía.
Muy querido señor Canónigo:
Del veintidós al veintinueve de este mes,
estaré en Alassio para una breve tanda de
ejercicios espirituales en esa casa. Vaya usted a
pasar esos días conmigo y así podremos hablar un
poco de nuestros asuntos y pasar algún rato en
amigable recreo.
Irá, >>no es verdad?
Dios nos bendiga a todos y nos conserve con
buena salud, pero por el camino del cielo. Así
sea.
Le suplico rece también por mí, que siempre
seré en J. C.
San Benigno Canavese, 11 de septiembre de 1882.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
1 La señora Magliano ayudaba mucho a don José
Pavía en el Oratorio festivo de San Francisco de
Sales, del que era director. Don Bosco le enviaba,
en aquella ocasión, a pasar unos días de
vacaciones con la familia Magliano.
2 Véase Vol. XIII, pág. 171 y ss.
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