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mismo don Bosco a España, donde hizo mucho bien
desde 1886 hasta 1910.
4. AMABLE
FAMILIARIDAD
Es la nota predominante de once cartas
dirigidas a personajes ilustres, de los que
recibía favores y con los que trataba con
sinceridad y con la libertad propia de los santos.
Con admirable confianza <> a primeros
de año al cooperador ligurino monseñor Fantini
para que le regalara la friolera de cincuenta mil
liras.
Carísimo y reverendísimo monseñor canónigo
Fantini:
A su debido tiempo he recibido su apreciada
carta y celebro mucho que vaya mejorando su salud.
Siempre le he recomendado a las oraciones de
nuestros muchachos, y yo añadí, y sigo haciéndolo
todavía cada día, un memento en la santa misa.
Espero que Dios escuche nuestras pobres oraciones
y que usted recupere su primera salud.
((**It15.643**)) Habría
un medio, de éxito seguro, para arrancar la gracia
de las manos del Señor. Escuche. En el Hospicio de
San Pierdarena se encuentran muy apurados. Allí
saben nuestros muchachos lo que es el hambre. Ya
les he enviado y envío cuanto puedo, pero no
basta. Deben cien mil liras. Por tanto, usted, y
sólo por amor de Dios y para asegurarse la salud
del cuerpo y la salvación del alma, tome cincuenta
mil liras en billetes de banco o títulos al
portador, y llévelos a ese Hospicio. Allí
encontrará al pobre director desasosegado por sus
deudas. Usted lo consolará y aliviará a aquellos
pobres hambrientos.
Dirá usted que es mucho dinero. Es verdad, pero
la gracia es mucho mayor. Por otra parte, nuestra
vida corre a su fin como un rápido corcel y lo que
no hagamos nosotros no sabemos si otros lo harán.
No he tardado en rezar y hacer rezar por la
familia que me encomienda; espero que Dios prepare
extraordinarias satisfacciones a la misma.
Con mucho gusto, ruego por usted, mi querido
señor Canónigo, y por la buena Nicolasita y su
sobrino seminarista. Dios nos bendiga a todos y
nos guarde en su santa gracia; ruegue, se lo
suplico, por mí, que siempre seré suyo en J. C.
Turín, 8-82.
Afectísimo amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Trataba con los condes de Maistre poco menos
que si fueran de la familia, como puede apreciarse
por las dos cartas siguientes. He aquí la primera:
Queridísimo señor conde Eugenio:
No dejaré de rezar y también de hacer rezar en
los días que usted me señala por el éxito en los
exámenes que deberá sufrir su señor sobrino
Enrique de Menthon. Tampoco olvidaré a usted,
señor Eugenio, y a toda su familia.
(**Es15.552**))
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